Hace muchos días leí 
esta carta y los comentarios que se generaron.
Por Mª Candelaria Tejera González
Padres que se quedan en paro y abuelos que se prejubilan por la 
crisis. Algo bueno se puede sacar de esta situación, y es que 
recuperemos el control de nuestras familias y nos 
unamos ante la adversidad. ¿No hay dinero para llevar a los niños a las 
guarderías? Pues si papá, mamá o el abuelito/a están ahora en casa, esta
 es una gran oportunidad para que cuiden personalmente de sus pequeños. Ellos sin duda lo agradecerán. 
La mayoría necesitamos trabajar para vivir, y el uso de las guarderías se vuelve una necesidad. Pero también abusamos de ellas, delegando en terceros la crianza de nuestros hijos,
 dejándolos allí desde demasiado pequeños. Parece que es obligatorio 
escolarizarlos cuanto antes posible, aunque a ellos no les guste, aunque
 lo pasen mal alejados de sus figuras de apego. Las guarderías están viendo reducirse su clientela por la crisis y tratan de atraerla con descuentos.
 Me escama que vendamos a nuestros hijos tan barato. Ya que por muy poco
 dinero que nos cueste ese servicio, si no lo necesitamos porque estamos
 presentes nosotros, ¿para qué lo vamos a usar? Me gustaría pensar que 
estas estrategias comerciales no van a dar el resultado
 esperado y que, sintiéndolo mucho, estos negocios terminarán por 
reconvertirse en otra cosa para salir adelante. Espero que en el futuro,
 gracias a esto, exista una generación de críos que quizá no tuvieron 
tantas cosas materiales de pequeños, pero disfrutaron del cuidado de sus seres queridos. 
Me efectaron hasta el punto los comentarios de la mayoría de las personas que también comenté cuando raras veces lo hago en este tipo de sitios, no lo pude evitar.
¿Realmente es tan difícil de entender lo que esta mujer exponía en su carta?
Antes y después de leerla, hablando con distintas personas de diferentes ámbitos, muchas coincidíamos expresando nuestra opinión en este sentido, coincidiendo con la de Mª Candelaria.
Evidentemente no es buena la situación por la que estamos pasando, hay muchas familias, y cercanas, pasándolo muy mal, eso es así. Pero toda cara tiene su cruz y esa es de la que hablaba Candelaria. No del extremo.
Si lo malo está claro ¿porqué no quedarnos con lo bueno? Porque SI, para nuestros hijos, que uno de los padres esté en casa y puedan quedarse con él, es un beneficio. Son pequeños, nos necesitan. No necesitan levantarse temprano, salir de casa y pasar un montón de horas rodeados de pequeños seres como ellos. No necesitan estar con unas figuras de apego "sustitutas" teniendo las suyas propias si están en casa para cuidarlos.
Esas son nuestras necesidades, la de los adultos...necesito desarrollarme como profesional, necesito tener tiempo para la mi, para la casa, necesito trabajar para tener más dinero, para pagar la guardería, el coche, la hipoteca, la ropa, el móvil, internet...pero ¿y ellos? ¿Qué son 3, 4, 5 años en la vida de una persona? 
Cuando tenemos cubiertas nuestras necesidades básicas ¿realmente necesitamos mucho más además que tiempo para estar juntos, para amar y sentirnos amados? ¿No es quizás mejor vivir con un poco menos pero vivir mejor? Quizás es cuestión de replantearnos nuestras prioridades, de darle la vuelta a este sistema que hemos montado entre todos y que parece que nos está abocando al desastre. Cada vez más desapego, más violencia.
Precisamente hace unos días me encontraba con la seño de la guardería de David, la guardería ha cerrado y ella se ha quedado en el paro. Tiene tres hijos. Carmen, me decía, desde que estoy en casa mi familia está mejor. La actitud de los niños ha cambiado. Si puedes ajustarte y vivir con menos, la famlia gana.
Y no defiendo aquí que sea la madre la que tenga que quedarse en casa, cuidando a los demás, no, madre, padre, ¿qué más da? Sólo digo que hay que aprovechar la coyuntura, hablo de ver el lado bueno de las cosas
Necesitar, necesito, necesitan, necesitamos...