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30 de marzo de 2015

Días de esos

Hoy es de esos días tontos. De esos días inapetentes en los que lo único que haría sería dar un paseo a pesar del frío. Pero no puedo, espero a un mensajero. Seguro que no vendrá. Avocada a permanente en casa se que debería hacer algo de provecho, pero no puedo, parece que no tengo sangre en las venas. 

Bicheo los periódicos digitales. Últimamente me ha dado por hacerlo, estamos en plena campaña electoral y me aburre. Doy una vuelta por mi feddley, tengo que ampliar la lista de a quién seguir o algo estará mal, porque hay apenas un par de actualizaciones desde ayer. Por tanto me aburre también. 
Una visita rápida a las redes sociales entremezclada con una conversación de whastapp en un grupo de amigas. Nada nuevo en redes. Con ellas lo único que hago es quejarme del día tonto. Debería estar pasando la aspiradora. El tiempo pasa taaaaa lento que sólo son las 11. Con el mismo ritmo lento del día y casi sin darme cuenta entre queja y queja, a las 12.00 he vestido la cama de limpio, he puesto y tendido dos lavadoras. A las 12,30 he limpiado el baño y repasado las ventanas, he editado un post e interactuado en facebook. A la 13.00 he limpiado el suelo y tendido otra lavadora. 
Ilustración Marivi Fuentes

Ha venido el mensajero.

Cuando recojo a David he comprado el pan y he ido a la frutería, puesto y tendido otra lavadora, hecho la comida que había dejado casi lista el día antes, puesta la mesa. A las 15,45 hemos comido, puesto otra lavadora, recogida la cocina y hecha la cena. Sin embargo sigo teniendo la sensación de no haber hecho nada. Es extraño. Me pongo a escribir con la idea de recordar, de hacer balance. Recuerdo cuando el Gallo estaba en paro y yo en la tienda y al llegar me detallaba todo lo que había hecho. Como rindíendome cuentas. Me molestaba. No tenía porque hacerlo. No creo que lo hiciera por mi sino por él, para recordarse a si mismo en qué había invertido su tiempo, quizás, como yo, para quitarse esa sensación de pensar que no has hecho nada en todo el día. A partir de mañana voy a anotar en la agenda todo lo que haga. En un segundo plano quedarán las cosas por hacer, esa lista que crece y crece aún luchando contra ello.

La primavera no es mi mejor época.

PD: Desahogo de hace unos días. La sensación no ha cambiado y por supuesto no he cumplidoo lo de escribir lo que hago cada día

27 de marzo de 2015

Hoy leemos 4 libros de abuelos de Lóguez Ediciones

Hoy de nuevo cedo la palabra a los amigos de la red, en este caso, una seguidora que cuando compartí el recopilatorio 20 cuentos sobre abuelos (alegres y tristes) de Madrid Martina & Myself, me dejaba en forma de comentario estas cuatro preciosas sugerencias de Lóguez Ediciones (imagino que de algún modo formará parte de la editorial). Suyas son también las pequeñas descripciones, por ello las cursivas ;). Gracias Ester, qué fácil me hecho el post ^.^



Buenas noches abuelo, sobre cómo una madre explica a su hija pequeña la pérdida de su abuelo.

Mejillas rojas, los abuelos siempre cuentan las mejores historias

El pequeño búho y la gran luna, sobre cómo el abuelo búho explica a su nieto los misterios de la luna.

El pañuelo de mi abuela, un niño narra fascinado cómo su abuela logra atrapar todo un mundo bajo su pañuelo


Días después Tigriteando publicaba, como Bea, otro maravilloso recopilatorio de Cuentos sobre abuelos, así, en masculino. Promete otro igual de bueno dedicado a las abuelas, intentaré acordarme de incluirlo aquí.

Si queréis sugerirnos otros libros de abuelos o te gustaría que escribiera sobre algo dímelo, todas las ideas son bienvenidas.



23 de marzo de 2015

Caja de música

Una imágen vale más que mil palabras, eso dicen. Nos empeñamos en atesorar momentos en forma de foto, con la intención de no olvidar. Sin embargo, de los sentidos, el de la vista es el menos perdurable. Para "hacerlo bien" deberíamos guardar olores, como en El Perfume, o en su defecto sonidos. 

Los olores tienen la capacidad de trasladarnos al ayer, de hacernos revivir mucho más que cualquier imágen. Detrás en la escala de recuerdos, los sonidos. Un melodía, una canción, un soniquete, incluso un ruido pueden trasladarnos a cualquier momento.

El olor a tabaco de mi abuelo, "la Bien pagá" a mi abuela, las algas a mi playa, el zumbido de las moscas a las largas no-siestas de verano, las chicharras al campo de mis primos, el olor a libro nuevo, a goma de nata, el "afilaó", el Agua de Sevilla a aquel verano, aquella canción a todo lo vivido...

Sin saber cómo ni porqué este año pidió a Los Reyes una caja de música. A mi, romántica empedernida me pareció un regalo maravilloso. Una caja de música.

Recuerdo la mia. Miento, recuerdo dos. Una, que no era caja, sino un pequeño mecano de una muñequita meciéndose en un columpio. Regalo de reyes también. Con ojos de adulto me hubiera parecido un regalo absurdo, inútil para un niño, sin embargo y quizás por eso lo recuerdo con nostalgia. No se cuantas veces le di cuerda a lo largo de los años sólo por oir su música y su instable balanceo. Su pelito de lana naranja, la camisita de cuadros. Grabada a fuego su imágen aún cuando he olvidado la música, ¡qué cosa! y decía yo que la imágen era lo que menos perduraba en el recuerdo...La otra una caja de música de comunión, fea, la verdad es que muy fea. No se cómo no se me ocurrió tunearla, quizás porque no importaba cómo de fea era por fuera cuando su belleza estaba en el interior. Al abrirla y ver girar esa muñequita, fea también y escuchar la melodía...nino, nino nino ni, nonino ni, nonino, ni, nino, nino, nino, ni, nonino, ni, nonino ni...

Me pierdo en mis recuerdos, vuelvo al ahora. 

Quería que su caja fuera especial, tanto como mi muñeca en el columpio, tanto como mi caja de comunión. Intuía que se convertiría en su caja de los tesoros, esa donde guardar los cachibaches más absurdos sólo por el placer de abrir la caja, oir la música y ver girar la figurilla. Una tienda y otra y otra...Dora la exploradora, My Pequeño Poney, Pepa Pig...¿No tiene algo menos rosa? Ahhh que es para un niño... para niño no tengo. El rosa no era el problema, el merchandising lo era. Si tenía que ser que fuera significativo, especial. Al final encontré una que no era rosa, amarilla, Bob Esponja, aún peor, hasta que a golpe de teclado llegué a ELLA y era tan perfecta como tenía que ser.

El pequeño Elmer guarda tesoros mientras da vueltas. Suena una musiquilla que no conozco pero que me gusta. Mi caja de música ya no me parece tan fea, se confunde con esta, como sus recuerdos con los mios se mezclan.


Parece mentira que a pesar de todo Elmer aún no haya llegado a casa para quedarse en nuestra biblioteca. Algún día...

20 de marzo de 2015

Hoy leemos El pingüino adivino

Ya lo dije cuando contaba más de 20 cosas sobre mi, mi animal favorito es el ornitorrinco. Con esas paranoias que me dan a veces, me dio en Navidad por buscar cosas relacionadas con ellos, ilustraciones, figuritas...que fui metiendo en una carpetita de pinterest, con el deseo oculto de encontrar algún álbum ilustrado con ellos como protagonistas. Alguno encontré, pero en inglés, hasta que di con El pingüino adivino, qué cosa, cuando hacía unas semanas había escrito un post recopilando cuentos de pingüinos.

Se lo pedí a los Reyes Magos o a Papá Noel, no recuerdo, sea como sea llegó a casa por Navidad, como el Suchard.

Escrito por Victoria Hurtado e ilustrado por Francisco Javier Olea, está publicado por Ediciones B y tiene el punto de ser una edición bilingüe, en castellano e inglés.

Si la ilustración que me llevó a él ya me gustó, lo mismo me pasó con la portada y al comenzar a pasar páginas aún más. Son vibrantes y tiernas a la vez.


El texto con rimas sencillas nos presenta a Serafín, el pingüino adinivo, que no en realidad tiene poco de adivino y mucho de estudioso. A él acuden los animales con confusión de identidad, una ballena que no sabe si es pez o mamífero, un caballito de mar que duda entre ser pez o caballo, un pingüino que confieso no saber volar y un ornitorrinco que se siente tres en uno.



"Serafín, he vendio desde lejos a escuchar tus sabios consejos.
Me siento cada uno de los tres: ave, mamífero y también pez"

Pienso que soy ave porque tengo pico de pato
además pongo huevos, ¿te sirve de dato?"

Todo marchaba de maravilla, hasta que 

"Pero también puedo ser un mamífero especial
ya que alimento a mis crías con leche natural (...)"

y ahí, a la derecha, esto


Una ornitorrinca dándole un biberón a su bebé !!Oh my god!!! Se perdió todo el encanto, se esfumó, se volatilizó. ¿Como puede ser posible que una de las características especiales de los ornitorrincos sea que siendo ovíparos amamanten a sus crias y que en este libro hagan esto? No puedo entenderlo. ¿Cuanto no hubiera sido más bonita y "más real" esta imágen con un pequeño ornitirrinco tomando tetita? Tan normalizado tenemos la lactancia artificial que vemos lo más normal del mundo hablar de alimentar de forma natural y poner un biberón. Que pena me ha dado, la verdad. 

Se que terminaré por "retocar" la imágen y convertir ese biberón en una gran teta, que para eso el libro es de la moi y nunca me ha importado pitarrajear en los libros.

En palabras de la autora El pingüino adivino "trata de la identidad, de la no discriminación y de lo importante de valorar las diferencias. (...) Pero también trata de las clasificaciones y lo arbitrarias que pueden ser. El desarrollo de un espíritu crítico que sepa que no todo es blanco o negro y que hay que atreverse a cuestionar los patrones".



18 de marzo de 2015

El poder del ERES

Hace unas semanas dio comienzo en el colegio de David la Escuela de Familia que organiza el Ayuntamiento. A pesar de desconocer el enfoque (y casi temiéndome lo peor) decidimos apuntarnos Jesús y yo. No puedo estar más contenta de haberlo hecho.

El enfoque de E, nuestra "guía", no puede parecerme más interesante y afín con lo que siento, con lo que llevo todo este tiempo quedándome de lo que leo por aquí y por allá. Un par de horas a la semana para cuestionarnos cómo estamos educando a nuestros hijos, para removernos, tomar consiencia de nuestros fallos y querer hacerlo mejor. Compartirlo con él nos enrique a ambos, nos hace caminar en el mismo sentido.

Se "queja" E de que si nos dice las cosas no la creemos, que como Santo Tomás, tenemos que ver para creer. Y gracias al documental Una clase dividida comprobamos el poder que tienen nuestras palabras en nuestros hijos, extrapolándolo del racismo, que es de lo que trata el experimento, a las etiquetas que les colocamos a nuestros hijos.

Había leído muchas veces sobre colocarles etiquetas, sobre profecías autocumplidas. Lo entendí, lo interioricé, sintiendo que era así, no necesitando el ver para creer. Si nosotros, fijándonos en sus fallos (o lo que para nosotros lo eran) le repetíamos una y otra vez que el ERA así, lo sería. ¿Para que luchar por ser de otra manera si nosotros, sus padres, unos dioses para ellos, les decíamos que ERAN así?

Los niños construyen su identidad a través de los mensajes 
que reciben por nuestra parte sobre cómo son.

Así lo intenté siempre. Él no era malo sino que se había equivocado, no era desordenado sino que tenía el salón desordenado...Sin embargo si era encantador, cariñoso, atento, servicial. Destacando en su persona sus rasgos positivos los interiorizaría como verdaderamente propios, siempre que de verdad lo fuera. Mentir nunca.

Lo sentía y lo tenía interiorizado, pero no dejé de alucinar cuando lo vi de forma tan clara con aquel documental. Era increíble que tan sólo porque alguien les dijera que eran así o asao, ya se sintieran de esa forma. No me gustó comprobar cuanto poder teníamos, cuanta responsabilidad por nuestra parte.

Un peso más que recae sobre nosotros como adultos, como educadores, como padres. Qué difícil es esto, qué apasionante a la vez. Menos mal que aún equivocándonos una y mil veces, muy, muy mal lo tenemos que hacer para que "nos salga mal la cosa", o eso quiero creer. 

16 de marzo de 2015

Ejercicios de motivación a la lectura


Ya contaba hace unos días cómo este curso el pollito había comenzado a tener tarea, que no era otra que leer un pequeño libro a la semana para desarrollar la habilidad lectora y para fomentar el interés por la lectura.

Comparto con vosotros las pautas que nos dio su profesora, sin olvidar que con esta tarea además de pretender que desarrollen gusto por la lectura (que no estoy muy segura de que se consiga de esta forma), también (y sobre todo, creo yo) sirven para aprender a leer y por ende a escribir, al menos con el método de lectoescritura que siguen en su colegio.



Se trata de leer el cuento CON ELLOS (sean ellos o nosotros los que leamos) haciendo que se fijen en todos los detalles de las ilustraciones, haciéndoles preguntas sobre ellas.

Propuesta de actividades: cada niño/a las realizará según su capacidad, sin agobiarles pero intentando que se motiven con los pequeños avances obtenidos.



EJERCICIOS de MOTIVACIÓN a la LECTURA


  • Diferenciar dibujos de letras.
  • Leerles frases de tres o cuatro palabras y que las repitan fijándose primero en las letras iniciales y poco a poco en toda la palabra.
  • Leer el nombre del personaje principal del cuento e identificarlo en otras páginas
  • Elegir palabras cortas y que las deletreen. (Importante dominar el abecedario)
  • Hacer un dibujo del cuento
  • Escribir el nombre debajo de los dibujos que hacen sobre los cuentos (dos o tres por cuento)
  • Escribir el título copiando
  • Escribir al dictado palabras significativas del cuento (pronunciar exageradamente las sílabas y las vocales) preguntándoles: ¿cuántas palmadas tiene (sílabas)?¿qué suena primero? Ej: cas ti llo.
  • Escribirlo con las "letras de los mayores", haciendo que las observen.
  • Que lean y leerles lo que han escrito.
  • Escribir (a su manera) lo que más le ha gustado del cuento.
  • Hacer un resumen de lo que han leído: como empieza, qué pasa y como termina.
Personalmente me parece un rollo todo el trabajo que lleva pareja la lectura del cuento. Para mi es mucho más interesante y motivador simplemente disfrutar de la lectura acompañados, así leamos nosotros o ellos. Creo que añadir esa tarea no hace más que enturbiar la relación del niño con la lectura y puede llegar a convertir algo placentero en una pesada carga.



Destaco la parte de acompañamiento que tiene esta actividad. Es maravilloso apreciar día a día cómo va evolucionando a su ritmo y sentirte parte de ese proceso. Leerle y que llegue un momento en que sea él el que te lean a ti es un cambio de papeles que estamos disfrutando muchísimo y que en nuestro caso sí resulta verdaderamente motivador.

Si vuestros peques son, como el mio, de los que empiezan a leer en mayúsculas, quizás os interese un recopilatorio de colecciones de cuentos en ese tipo de letra que publicaré en unos días :)



13 de marzo de 2015

Hoy leemos Pinocho, Pedro y el lobo y otros libros de mentiras

Los álbumes ilustrados me parecen una herramienta perfecta para ayudarnos a tratar con los peques cualquier tema que queramos o necesitemos abordar. Para todo hay un libro que nos sirva de "excusa", de medio, para sacar el tema, que nos de pie a hablar con ellos. Este post surgió de una pregunta, una mamá me preguntaba si conocía álbumes ilustrados para "trabajar" con su hijo la mentira. Buscaba álbumes ilustrados que suelen enganchar más a los niños, al menos hasta una edad, que parece que se olvidan de ellos para pasar a los libros "de verdad", como les he oído llamarlos. 

No conocía ninguno, más allá de Pedro y el lobo y de Pinochopoco más pude hacer que lanzar el llamamiento a las redes y por aquí y por allí llegaron algunos cuentos. Así que gracias Pilar, Monste, Inma, Jesús, Alicia y María por vuestras aportaciones, entre todos estamos ayudado a esta mami y seguro que a algunos más.







Si conocéis más álbumes ilustrados para tratar el tema dejad un comentario para hacer crecer la lista. Lo mismo en el futuro necesitamos echar mano de alguno ^.^

Edito la entrada para continuar con esta lista colaborativa. Podéis encontrar más títulos sobre el tema de las MENTIRAS y saber el porqué de esta necesidad de encontrar libros sobre el tema en Mi Cucolinet en su post Vamos a contar mentiras, tralará y lo dicho, si conocéis más adelante, Inma y yo seguiremos recopilando









11 de marzo de 2015

Yoga-niños-juego

Tengo que reconocer que de yoga no tengo ni idea, a pesar de los esfuerzos de mi amiga Inma Tercero, de las breves conversaciones con Anabella, del entusiasmo de Geli y de tantos otros que de forma física o virtual no dejan de hacerme llegar mensajes de lo beneficioso de la práctica del Yoga, no termina de llamarme. Quizás como dice Inma, porque nunca le he dado una oportunidad.

Mi único contacto fue en el Taller de Yoga en familia en El Árbol de los Chupetes. ¿Cómo no iba a gustarme aquello de compartir un rato tan lúdico con mi familia y amigos? Pues ahí me picó la idea de asistir a yoga con David. Al final no pudo ser, no da la vida para llegar a todo, digan lo que digan.

Pero en ese querer introducir al pollito en el Yoga, me había fijado en un juego de cartas, por así decirlo, Eduyoga. A uno de sus compañeros de clase se lo regalaron y se lo llevó al cole. Me sorprendió cuando vino contando que como llovía y no habían salido al recreo, habían hecho yoga. Y postura tras postura me fue dando la lección.

Cuando lo vi en el stand del Lobo Feliz en el #hoyleemosenmallorcamarket no pude menos que llevarlo a casa. Esa misma noche repasamos juntos todas las posturas. A nuestro estilo, fijándonos simplemente en las ilustraciones, sin tan siquiera haber leído las indicaciones del reverso de las cartas donde explican cómo se hace, cómo ayuda a nuestro cuerpo y cómo ayuda a nuestro humor. Y hasta aquí podemos llegar, ese es todo nuestro contacto con el yoga, jugamos a yoguear.



Ya véis que poco puedo hablar de los beneficios de que nuestros niños practiquen yoga, sin embargo, a mi  lado está Inma, con su espacio Yoga y Ser, a ella le he pedido que nos hable del tema, de que "nos convenza" de porqué sería genial que todos, incluidos nuestros peques, practicáramos yoga.

Cuéntanos Inma, como practicante de yoga desde hace años y como Instructora de Yoga Infantil, de Yoga Prenatal y de Hatha Yoga, háblanos del yoga para niños.

"El Yoga existe y se practica desde hace miles de años. Hay indicios incluso de que ya se practicaba antes de la época egipcia. Si ha llegado hasta nuestros días, es una prueba más que irrefutable de sus beneficios. 

Muchas personas piensan que hay que tener unas condiciones específicas para practicarlo, y nada más lejos de la realidad, puesto que está al alcance de cualquier persona sea cual sea su condición física y su edad. Sólo hay que comenzar a practicarlo de forma continuada unos días, unas semanas, para comenzar a notar sus efectos a nivel físico y psíquico. La persona se encuentra mucho mejor físicamente y consigo misma, más plena, más equilibrada. 

Los niños también pueden beneficiarse de ello, por supuesto, ayudándoles a todos los niveles. Lo integran a las mil maravillas y adaptando su práctica a su edad y a sus necesidades, que son ni más ni menos, que desarrollarse y aprender jugando. 

En las clases el Yoga Infantil se integra con juegos, bailes, cuentos, disfraces, dibujos. Es jugando como adquieren sus beneficios: aprenden a concentrase, a relajarse, a focalizar su atención, a autocontrolarse, siendo dueños de sus emociones, a conocer y controlar su cuerpo. Ello les aportará fuerza, estabilidad, equilibrio, flexibilidad a nivel físico, pero también redundará en sentirse más seguros de sí mismos y a tener una mejor autoestima. Algo que a los padres nos preocupa y que les beneficiará para estar preparados en una época tan difícil como la adolescencia. 

Sin duda, introducir a los niños en el Yoga, es uno de los mayores regalos que les podemos realizar, porque podemos estar abriéndoles un camino de autoconocimiento y felicidad para toda la vida."

Fotografía Inma Tercero


No se vosotros, pero tengo claro que deberíamos quitarnos los prejuicios y falsas creencias y alentarlos a descubrir el yoga desde pequeñitos, sin duda crecerán SIENDO más. Un niño, una vida y mil cosas beneficiosas e interesantes para hacer, difícil elegir.

Os invito a profundizar más en el tema visitando la etiqueta YOGA INFANTIL en el espacio de vida consiente Yoga y Ser

10 de marzo de 2015

Iniciación a la lectura. Del cole a casa

Una de las novedades de este curso (3º de infantil) en el colegio de David es un sistema de préstamo de libros. Cada viernes llevan uno diferente a casa que tienen que devolver el siguiente jueves después de leerlo (él) y hacer un dibujo. Se trata de pequeños libros en mayúsculas.

Podríamos decir que son los primeros deberes que ha tenido en su corta vida académica. ¿He dicho ya alguna vez que no me gustan los deberes?. 

El principal objetivo es desarrollar su interés por la lectura. Para mi, más bien es que practique. 

No estoy muy segura de que esta actividad de obligarlo a leer sea del todo beneficiosa para fomentar el interés por la lectura en mi hijo, porque este nuevo "momento cuentos" impuesto ha venido a interferir en nuestras lecturas diarias de forma un tanto negativa. Ha comenzado a percibir nuestro momento de disfrute como una obligación. No es lo mismo que te lean, que te cuenten, que esforzarte por leer, las sensaciones son diferentes. 

Durante unas semanas vino a sumar minutos cada noche a nuestro momento cuento añadiendo un paso más a nuestra rutina: Una o dos emociones del Emocionario, él leía algunas páginas de su libro de la semana y para terminar el cuento el que hubiéramos elegido ese día.

Al final y sin querer, terminamos por separar su momento de tarea de la lectura de antes de dormir, a medida que coge soltura la tarea deja de ser menos pesadilla para volver se más gustosa. Pero como los días no dan para más se nos acumulan los días sin cuento de mamá. 


Todo tiene pros y contras y a pesar de todo el balance de la actividad para nosotros es positivo. Probablemente si no fuera obligado de esta forma no habría practicado y abanzado tanto.

La seño dice que yo no puedo leer al revés, ella si porque sabe, pero es que yo también se


Decía un artículo que sólo el 13% de los padres leen un cuento a su hijo cada noche. No es que haya que hacerlo a la fuerza antes de dormir, ni que tenga que ser diariamente, pero este artículo viene a decir que eso de leerle a los niños se está perdiendo (por increible que me parezca por la gente con la que me relaciono) y si no les leemos, si no le dedicamos un rato a los libros, difícil será que desarrollen el gusto por la lectura. 

Así que si además estos deberes de leer un cuento a la semana propician que en muchas familias se paren un ratito algunos días en torno a un libro, otro punto más a favor de esta tarea. 

Me quedo con toda la parte positiva de la actividad y comparto con vosotros las indicaciones que nos dió la profesora del pollito que creo que son unas pautas interesantes para motivarlos con el ejercicio de la lectura, pero será en el próximo post, que este ya es muuuuuuuuy largo



6 de marzo de 2015

Hoy leemos Tigre trepador

Una deliciosa mañana de Sábado en La Gallina en el diván. David participaba en un taller de aves. De forma creativa y lúdica iban aprendiendo sobre aves, las que les gustaban a ellos y las que viven en nuestros parques. Tres niños, sólo tres.

Mientras, los cinco adultos disfrutábamos de la música y de estar relajados sabiéndolos tranquilos y entretenidos. Yo con mi té verde con dátiles, frutos rojos y azahar y mis libros. Bueno, mis no, de la otra Gallina. Están por allí a la venta, a mano de los lectores maliciosos como yo que los disfrutamos sin comprarlos.



Así conocí Tigre trepador editado por Thule, casi sin querer abrirlo lo leí tres veces. Quizás el ambiente propició que me pareciera tan delioso como el mismo momento que estábamos viviendo.




Una edición cuidada, con un papel de textura especial realizado a mano que realza las ilustraciones en tinta negra y naranja y nos trasladan a la India para vivir la historia de un cachorro de tigre.



Un chapuzón en el río y ya está en la otra orilla. Allí el pueblo. ¡Un tigre! Gritan los aldeanos asustados. ¿Que hacer? Lo atraparán, lo asustarán...no, lo dejaron marchar y así, de nuevo en libertad volvió a cruzar el río para llegar a su hogar.



Rimas, sonoridad y belleza en las ilustraciones y la tipografía hacen de este sencillo libro algo especial. Tanto como aquella mañana que vivimos en La Gallina en el Diván.






1 de marzo de 2015

Un corazón roto rompe otro

"Envidia(...): es la tristeza que sientes cuando alguien posee aquello que tú deseas"
Emocionario. Palabras Aladas

Nos invade de vez en cuando. Envidia y tristeza van de la mano. Eso le pasa a nuestro pollito cada vez que, al salir del cole, ve que algún compañero va a casa de otro. El también quiere. 

Mamá, dile a alguna mamá que si puedo ir a su casa a comer y a jugar.
Como madre, lo presagié nada más ver cómo los miraba
Pero eso no puede ser cariño. No podemos invitarnos a casa de los amigos, son ellos los que deben invitarnos a sus casas si les apetece. Podemos decirle a quien quieras que venga a casa.
Sabía que no era suficiente
Pero yo no quiero que vengan a casa, quiero ir a la suya. Vamos a preguntarle a alguien si puedo ir.
Pero amor, así no funcionan las cosas, son los amigos los que tienen que invitarnos si quieren.
Cada vez más pucheroso hasta que lo dijo en voz alta
Bueno, será que no me quieren.

Y entonces, tal y como su carozoncito se había roto, el mio se rompió también y ya no supe qué decirle. Tan sólo apreté su manita bien fuerte y lloré por dentro nuestra pena.

Lauren Castillo
El resto del camino a casa lo hice pensando, sintiendo, el dolor de todos esos padres que ven sufrir a sus hijos, que los saben rechazados por cualquier motivo, que son conscientes de las burlas de los demás niños por sentirse más gordos, más listos, más altos, más lentos...tan sólo diferentes. Y duele. Lo nuestro era pequeño y dolía. No podía imaginar cuánto lo harían otras cosas. 

En mi mente se mezclaba bulling, un hermano, un perro, una casa más grande. No lo padece. No evitaría ese sufrimiento. Sería una alegría diferente. Seguro que eso mejoraría las cosas. Curioso que algo material me hicera pensar que sería una solución. 

En momentos así siento la necesidad de una vivienda más grande. Tal y como estamos no podrá invitar amigos a jugar, a estudiar, a dormir. No podrá hacer meriendas ni fiestas de pijamas. Se perderá tanto. Todo lo que yo viví. 

¿Qué vamos a comer hoy mamá? Me trajo de vuelta a la realidad