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30 de octubre de 2015

¿A qué sabe aquello?

Ese es el sugerente título del taller con el colaboro en el #enREDadosenfamilia2015. Se trata de la segunda edición de un evento solidario en beneficio de Autismo Sevilla que organiza Mamá Gnomo, una jornada de charlas y talleres DIY familiares. Esta vez lo acoge y patrocina Hospitales Nisa y allí en su 6º planta se desarrollará a lo largo de todo el día.

Aquí os dejo el programa, pero si queréis ampliar información pasaros por el blog de Mamá Gnomo donde explica #enREDadosenfamilia2015 y consultad el hastag en rrss para estar al tanto de todo.


Ahí me tenéis a las 16.00 con un Taller de cuentos, cómo no ;)

El título ya da muchas pistas, pero más aún el cartel que me he currado de forma churrasquera. Pero es que me vino a la mente tan claro...



"Aquello"...ya sabéis...lo mismo a vosotros, adultos no os parece muy apetecible pasar un rato escuvhar a una mamá contando un par de cuentos y guiando a los peques en una actividad, pero quizás a los peques si. Para tentaros un poquito os diré que utilizarán/réis cuatro de los cinco sentidos: Oído, vista, gusto y tacto...el olfato lo vamos a dejar aparcado, que será lo mejor estando "aquello" de por medio.

Si he picado vuestra curiosidad ¡venios! Si no al mio a cualquiera de los otros entretenidos talleres o a las interesantes charlas. Con vuestro donativo por participar estaréis ayudando a Autismo Sevilla, que como tantas asociaciones, lo necesita. Y si no podéis venir ¡¡tranquilos!! Mamá Gnomo ha pensado en todo, podéis haceros con vuestras entradas de Fila 0 en Ticketea enredadosenfamilia2015

Nos vemos el sábado entonces ¿verdad?



PD. Por favor autores y editoriales, perdonad el tuneo de la portada y la apropiación de elementos, es por una buena causa


26 de octubre de 2015

Mis trucos para ahorrar en la ropa del peque

Cuando sigues a 555 personas en Instagram y quieres encontrar aquella imágen que viste hace tres o cuatro días allí y que te dio la idea de escribir un post tienes que tragarte, digamos...trescientasmil fotos? y justo, cuando estás llegando al día en cuestión no te deja retroceder más y maldices los tres cuartos de hora que has dedicado a esta tarea. En fin...snif, snif

Pues llamésmosle X (ya me gustaría enlazarla) compartía sus trucos para ahorrar al comprar la ropa de sus niños en las nuevas temporadas. Creo recordar que dentro de sus truquillos estaban probarles toda la ropa, hacer una lista con lo que necesitaba comprar para cada niño y ajustarse a ella.

Ufff, ajustarse a ella, eso es lo más difícil para mi, sobre todo al comprar en rebajas o si piso alguna de las conocidas tiendas lowcost, con tanta ropa mona para el pollito y barata, así que ambas cosas las intento evitar, lo mismo que el "salir a dar una vuelta por si veo algo", porqué sí, siempre veo algo con lo que se que mi peque estará requeteguapísimo, como lo está con todo lo que se ponga, que para eso soy su madre y si no se lo digo yo quién se lo va a decir además de su abuela ;)

La moui, supongo que como todas las mamás, temporada a temporada ha ido depurando "la técnica" del cambio de aramario y estos son mis truquillos.



En el cambio de estación sólo guardo lo que le está holgado o tengo dudas de si le valdrá o no. Si he desechado algo muy básico, como un abrigo, lo apunto en la lista de "Compras Pollito" que siempre está colgada en el pizarra. 

Personalmente y como también decía esta otra mamá huyo de comprarle ropa en rebajas. A meses vistas, sin saber qué de su ropa le estará bien y qué no prefiero no volverme loca y esperar, a no ser que haya alguna cosa que tenga muyyyyyy clara y sea muuuuuuyyyy barata. Ya me ha pasado comprar algo pensando que dentro de unos meses le servirá, que llegado el momento le estuviera pequeño o que hayan pasado tres temporadas guardado sin poderlo usar (este año creo que porfin estrenará aquella camiseta de Tuc Tuc de hace tres temporadas). La verdad es que soy nefasta calculando las tallas que usa/usará.

No me gusta hacerle pasar por el suplicio de probarse toda la ropa de golpe y tampoco quiero (ni podemos) comprar todo lo que necesite del tirón. Cada temporada saco lo que había guardado y la pongo al uso, de esa forma cada día, sin agobios veo qué le está bien y qué no. Se pone algo, si es imponible se cambia de ropa en un periquete y si no da para mucho más pero está ponible lo usa ese día y ya después de lavarlo va directamente a la bolsa "para dar". 

De esa manera voy ajustando lo que realmente necesita y va a usar y evito que tenga 8 pantalones cuando sólo se pone tres o 4 jerseys cuando en los pocos días de frio termina usando sólo un par de ellos. Voy comprando según las necesidades reales, poquito a poco que así es menos honeroso para nuestra tarjeta.

Poquito a poco vamos consiguiendo engañar al afán compulsivo y somos un poquito más sostenibles. ¿Y tu cómo te organizas?



23 de octubre de 2015

Hoy leemos Blanquito y Toro, un libro de mi niñez

Desde que tengo memoria recuerdo ver corridas de toro por la tele. A mis abuelos les encantaban y como ellos vivían con nosotros, en casa se veían todas las corridas que televisaban. Incluso contratamos el Canal Plus para que pudieran ver más corridas. 

Lo que tiene exponerte a algo durante mucho tiempo, más aún durante la infancia, es que te acostumbras, incluso al dolor ajeno te acostumbras. Siempre me gustó la parte folclórica de las corridas: los colores, la música, la estética, el valor de ambos, el peligro... Sin embargo nunca entendí, ni entiendo, porqué tenían que hacer sufrir a un animal de esa manera. No quiero entrar en ese debate, no es el tema. Quiero hablar de un libro que marcó mi niñez.


No se cuantas veces lo habré leído y todas, todas, me termino emocionado, también hoy al leérselo al pollito. Blanquito y Toro cuenta la historia de profunda amistad entre un toro y un espulgabueyes y de cómo gracias a ella es indultado en la Maestranza y devuelto a vivir para siempre en el campo.

Comienza con la presentación de los protagonistas, un pequeño novillo que ya apunta maneras y un polluelo indefenso en su nido. El torito, haciendo gala de valor salva la vida del espulgabueyes a punto de ser devorado por un zorro y ahí comienza la amistad. Los vemos crecer a la par que día a día su amistad, simpre juntos. 



Yo, que tantos documentales del toro en el campo había visto, que más de un campo con vacas bravas había pisado, que más de un espulgabueyes a lomos de un toro había oteado en la distancia, sentía la historia cercana, la vivía como si yo fuera el toro en la dehesa, sentía la lluvia, el calor, oía las chicharras...así era yo. Más aún al llegar a Toro a la plaza y ver la panorámica de mi ciudad a vista de pájaro. Porque sí, Toro está orgulloso por haber sido elegido para una corrida, a pesar de que Blanquito hace todo lo posible por hacerle entender que de la plaza los toros no vuelven. Están tan bien reflejadas sus personalidades, tan bien transmiten sus sentires que el corazón parece que se te va a hacer pedazos como a Blanquito siguiendo el camión que lleva a Toro a Sevilla.



En mi imaginación Toro podía ser uno de los seis toros de cualquier tarde. Allí en los corrales estaría Blanquito llorándolo, allí se acercaría un viejo y sabio cabestro para inspirarle la solución. Y mientras Blanquito volaba en busca de sus amigos, yo oía los clarines, los oles, la voz de Matías Prats comentando la última faena y a mi abuelo diciendo que iba a preparse un "nestcafé on picos migaos" y soñaba que ese toro, todos los toros terminaban su vida en el campo, indultados por una nube de pájaros blancos que parecían pañuelos.



Imagino el contrapunto que debió ser en su momento rodeada de librillos de dibujos infantiles, de mucho rosa y empalagamiento, un libro como este en blanco y negro, con la dureza y la precisión de la tinta. No se cuantas veces usé el papel de calca para copiar línea a línea algunos de los dibujos. Es magnífico cómo transmiten el movimiento y las emociones de los personajes, además de dejar ver un profundo conocimiento de los animales que estaba dibujando este pintor y torero norteamericano, John Futon. 

Ahora que me paro a leer sobre los autores me llama la atención que una historia que siento tan cercana haya sido escrita e ilustrada por dos estadounidenses. Debieron ser unos guiris muy de aquí









20 de octubre de 2015

Piercings, tatuajes y modificaciones corporales #hayvidadespuesdelosseis

Me gusta esto de #hayvidadespuesdelosseis. Me obliga a pensar en el futuro, a ponerme en situaciones que vendrán o no, pero que merece la pena haber analizado para saber por donde tirar cuando llegue el momento. Este mes hablamos de Piercings, tatuajes y modificaciones corporales. 



Lo malo es cuando has reflexionado sobre el tema, sabes lo que quieres contar, no has tenido tiempo de es escribirlo y te topas con un post que expresa exactamente lo que tú querías. Tu cara de tic, tac, tic, tac ¿ahora qué cuento yo si ya lo ha dicho todo esta chica?

Os invito a leer el post de Mis chicos y yo, desde la posición de alguien con adolescentes en casa, que refleja exactamente la postura que creo que debemos tomar al respesto. Cuando digo "debemos tomar" no me refiero a una ley general aplicable a todas las familias, sino a la que me gustaría que tomáramos en casa. 

Así a bote pronto puede parecer incluso fácil lo que ella plantea y sin embargo quizás llegado el momento no lo sea tanto. ¿Cuando deberemos dejarlos tomar ese tipo de decisiones, con qué edad? Supongo que dependerá del grado de madurez que percibamos en ellos. Me repelen esas frases de "mientras vivias en esta casa harás lo que yo diga" o "cuando tengas 18 años podrás hacer lo que quieras". Me parecen tan obviamente equivocadas que no voy a pararme a explicar mucho el porqué. Independientemente de donde vivas y de la edad que tengas tienes derecho a tomar tus propias decisiones cuando estas no hacen daño a nadie y más aún cuando se trata de algo concerniente a tu propio cuerpo.

Pero ¿cómo hacerles entender las implicaciones que puede tener en el futuro algo menos reversible que un corte de pelo o un agujero en la nariz? La comunicacién será la clave: hablar, debatir, explicar, escuchar y dar tiempo al tiempo, en definitiva reflexionar, no permitirles tomar decisiones importantes a la ligera. Una vez tomada la decisión acompañarlos, no ya de forma física (que también si ambos queréis) sino emocionalmente, que sientan nuestro respaldo hacia la persona en la que se están convirtiendo. Pueden gustarnos o no, pero esas "pequeñas cosas" forman parte de su identidad y ¡ay amigos! lo que cuenta es el paquete completo. Con pelo pincho, con espalda tatuada, con diez pendientes en la oreja los queremos.


¿Y tu qué piensas al respecto, dejarías que tus hijos se hiceran un tatuaje, un piercing o algo más "gordo"?


12 de octubre de 2015

Soy un SER egoista, por eso leo a mi hijo

No soy pedagoga, ni maestra; no estudié literatura ni he hecho ningún master sobre el tema. Sólo soy una madre cualquiera que lee a su hijo cada noche.

Cuando estaba montando la tienda, orígen de este blog, quería tener una pequeña pero cuidada selección de buenos libros infantiles alejados del horrible coleccionable de versiones de películas Disney que me regalaron con no se que suscripción a una revista. Para ello pedí orientación a una gran amiga y maestra. Con sus recomendaciones descubrí el maravilloso mundo de álbum ilustrado. 

Con esa perfecta unión de texto e imágen recuperé la necesidad de leer y el gusto por el disfrute visual que había olvidado durante el embarazo y el puerperio, donde los libros de crianza y la lectura de foros y blogs se habían apoderado de mi sesera.

Soy un SER egoista, por eso leo a mi hijo. Como persona sin más le leo porque quiero disfrutar de ese "arte"; como madre le leo porque quiero compartir con él más tiempo y una afición que me gustaría inculcarle. Por eso, por egoista, le leo cada noche. 

No le leo para que él lea de mayor. Yo era una lectora voráz y no recuerdo que nunca me leyeran, aunque sí vi leer mucho. Me encantaría que se aficionara a la lectura, pero no le leo por eso, ni porque piense que lo ayudará a hablar mejor, a tener más vocabulario, a "ser más listo". No, le leo porque pienso que es una sana afición.

Le leo para pasar con él un tiempo consciente. Mientras leemos ESTAMOS, o deberíamos estar. No hay prisas, aparcamos las preocupaciones, olvidamos los informes pendientes y la planificación del menú. ESTAMOS. Lo único importantes es saber quién se ha ha hecho aquello en la cabeza del topo, si el lobo se comió a La ovejita que vino a cenar o A qué sabe la luna.

EL TIEMPO SE DETIENE, EL MUNDO SE PARA

Cuando leemos abrimos puertas a mundos paralelos. También lo hacen la televisión y las consolas, pero nos alejan de ese tiempo juntos, podemos no ser "necesarios" y ya lo he dicho, soy egoista, me gusta ser necesaria. Al leer más que nunca descubrimos mundos reales e imaginarios.

Los álbumes ilustrados, con ese binomio imágen y texto, texto e imágen son una explosión de creatividad. Las cosas pueden ser como queramos ser. Un elefante de mil colores, un globo rojo manzana, mariposa o paraguas o las distintas perspectivas de 999 hermanas ranas que cambian de charca. No hay reglas, ni imposibles. No hay que respetar los contornos, o sí. Todo vale si así lo quiere el artista. Así los introducimos en el arte, en la estética. Nada tiene que ver La mora, Salvaje, Siempre te querré o Los cinco desastres.

¿Y el texto? Rimas, ritmo, repeticiones, onomatopeyas...toda la riqueza de la lengua.

Hay libros sin texto y libros-juego. ¿Un ratón?, Los Gusidedos, Cuentos infinitos, Un libro. Libros con distintos formatos,, formas y colores (algunos incluso olores)...cuadrados, redondos (Media naranja), con agujeros (Otra vez), con mordiscos (El increible niño comelibros), pop-up (El pollo Pepe), con ventanas (La casa de Tomasa)...

LOS LIBROS SON EXCUSAS

Obligándonos a ESTAR nos ayudan a establer diálogos.

Hablamos de emociones. Ponerles nombre ayuda a conocerlas. Verlas en otros ayuda a identificarlas, hablar de ellas ayuda a entenderlas. Libros como Cuando estoy contento (o enfadado), ¡Soy un dragón!, Los sacos de arena o El emocionario son esas excusas.

Noche y la oscuridad, Una pesadilla en mi armario, La pelusa asesina o El mosntruo que se comió la oscuridad nos invitan a hablar de ese gran miedo.

Los libros nos permiten ahondar en sus relaciones, en el mundo que viven mientras están lejos de nosotros...inseguridades (Malena la ballena), antipatías (Pastel de enemigos)... Incitan a buscar soluciones (Por cuatro esquinitas de nada)...

Nos ayudan a tratar temas difíciles. La muerte (No es fácil pequeña ardilla, El árbol de los recuerdos), personas diferentes (Planeta Willy, El cazo de Lorenzo, La niña algodón), a coeducar (SuperLola, Ricitos de oso, ¿Hay algo más aburrido que una princesa rosa?)... escuchar, responder, acompañar.

Excusas para expresar el amor. ¿Como no hacerlo al leerles Un amor tan grande, Besos besos, ¡Porque te quiero! o ¿A donde van los besos?...besos y abrazos imposibles de contener. Promotoras de reconciliaciones de días duros.

¡Voy a comedte!, La vaca que puso un huevo, El libro de la caca...nos hacen reir, otro remueven el alma: El libro que se sentía solo, Lara y el corazón de las cosas, Brazos largos, La mujer más alta del mundo...quizás más la nuestra que la suya. Diferentes vivencias nos condicionan, pero nos hacen sentir y con nosotros ellos. Quizás perciban el temblor de nuestra voz o las lágrimas asomando a nuestros ojos. 

Con los libros vivimos mil y una aventuras, protagonistas de sus historias. Imaginamos al Grúfalo; Perdemos y encontramos un pingüino; Las niñas piratas secuestran nuestra casa; Somos señores de castillos de arena. Lavamos mamuts, robamos estrellas o viajamos a Babia, a Nueva York con Herman y Rosie, a Donde viven los mostruos o a Wonderland.

Cuando les leemos descubrimos el mundo a través de sus ojos, nos percatamos de mil detalles, nos planteamos cientos de porqués. Por eso la importancia de ESTAR, estando, en consciencia; no estar por estar. no contar por contar.

Decía Pilar Redondo en el Primer Encuentro Hoyleemos en Sevilla que no debíamos leerles(contarles) si no nos apetecía, si estámos cansados, si no lo hacíamos con ganas. Coincido con ella y paradójicamente creo que debemos leerles(contarles) aún sin ganas. Debemos encontrarlas, merece la pena hacer el esfuerzo, porque como todo, PASARÁ. No habrá "mamá el último", "leéme otro más", "este y este y este". Llegará el día que no pedirán cuentos, se meterán en su cuerto y quizás no sabremos lo que leen, lo mismo no querrán ni hablar de ello y añoraremos esos miles de momentos compartidos con la excusa de un libro.


Quizás no se corresponda mucho con el título de la charla que me invitó a dar Madresfera sobre #hoyleemos y cómo inculcar el amor la lectura a los niños en la I Jornada de Crianza Respetuosa de Sevilla organizada por Cristina de Adoro ser mamá, pero esto es lo que quería aquel día y casi no puede hacer por la falta de preparación de la charla (entono el mea culpa) y las interrupciones del pollito. 



9 de octubre de 2015

Hoy leemos La excursión

Andamos estos días revueltos en casa. Por fin, después de un mes de clases, hemos tenido la reunión con el tutor del pollito. Por fin hemos podido ponerle cara e intenciones a esa persona que será su guía, su referente durante este primer curso (y el siguiente) de primaria. No voy a entrar a juzgar esto o aquello. No es el lugar. Digamos que no es como Raul Bermejo (@thinksforkids en Instagram), que se define a si mismo en la información de su página de facebook así "Lucha por una metodología lúdica, dinámica y motivadora, a través del pensamiento creativo y partiendo de los intereses de los niños." ¡¡Qué más quisiera yo que tener un Raul Bermejo en nuestra vida escolar!!



De la biblioteca nos trajimos La excursión, publicado por Libros del Zorro Rojo. Me gustó la portada, un niño montado en una especie de vehículo raro. No se porqué me recordaba a las ilustraciones de Roald Dahl. Mi sorpresa vino al comenzar a leer...
"Lorenzo iba por primera vez al colegio. 
-El colegio es muy divertido- le dijo su mamá-. 
Podrás jugar con tus compañeros. Y algunas veces, 
irás de excursión con todo el colegio."

El Colegio de la Montaña del profesor Severo. "Buen nombre" para un maestro.

Allí iba Lorenzo con sus miedos. ¿Cómo sería eso de jugar con los compañeros?
Cuando los vio entró en panico y decidió ir al colegio, pero a su colegio. Día a día sin saber cómo era un colegio se construyó el suyo propio. 
"No importa -pensaba-.
Si uno mismo lo construye, uno mismo
decide cómo lo construye"

Su madre el preguntó  qué había hecho en el colegio: "...he trabajado con madera y barro...y muchas cosas más.
- ¡Muy bien! -le dijo su mamá-. ¿Vez como ir al colegio sí que es divertido?"

Día a día Lorenzo construyó su colegio y uno de ellos le puso ruedas y se fue de excursión chocando de frente con el colegio del Profesor Severo, donde los niños pasaban los días aprendiendo a estarse quietos. ¿A alguien le suena eso de estarse quieto?. La llegada de Lorenzo al colegio supone un auténtico giro de los acontecimientos. Pero no sigo desvelando la trama.




Para ellos es un libro divertido. A David le ha sorprendido y se ha sentido reflejado. Decía que él podría hacer lo mismo. Y es que está convencido que aprendería mucho más jugando. Para los que estéis como yo, desencantados por lo que hay, anhelantes de lo que podría ser, es un libro melancólico, o al menos eso he sentido sin poder evitar hacerle una lectura reflexiva.

A pesar de todo, casi en todos los casos, la mamá de Lorenzo tenía razón: "el colegio era divertido". Quedémosno con eso y luchemos por cambiar lo demás

5 de octubre de 2015

Tengo 6 años y ahora me gusta...

Mil años después, digo 2 años, por fin me he acordado de hacerle las mismas preguntas que con cuatro. Algunas coinciden, otras no, para otras simplemente no tiene respuestas y de más de una sencillamente me sorprende su respuesta, pero ha sido lo que, casi sin pensar, ha contestado. 


Aquí quedan para el recuerdo, como estas de Julio de 2013.

Si os gusta y queréis hacerlo podéis pillar la imágen aquí 




2 de octubre de 2015

Hoy leemos (La) Pelusa asesina

Recuerdo la primera vez que le leí este libro al pollito, hará quizás un par de años... (La) Pelusa asesina (no puedo evitar leer el título con voz de película de miedo mientras levanto mi mano señalando el imaginario cartel de neón en un cine de otra época). Después de aquella vez, nunca quiso que volviéramos a leerlo. Hace un par de noches, que me tocó a mi elegir, por fin lo conseguí. No le hizo ninguna gracia cuando lo vió. 



Con esto de que ya sólo, tenía yo mis dudas de si era aconsejable darle un chute de literatura de terror jeje. A decir verdad, la primera vez que lo lees, hasta que lo teminas puede darles un poquito de canguelo. 

Como esta era la segunda vez opté por ponerle mucho humor al asunto, porque en realidad, si algo es este libro es divertido aunque las ilustraciones de Lucía Serrano quieran hacernos creer lo contrario, Pablo Albo es un genio en la materia. Creo que es como esas pelis gores en las que te ríes tapándote los ojos del susto (hablo en sentido figurado porque nunca veo películas de miedo).

El libro es divertido, divertido. Para leerlo metiéndose mucho en el papel del protagonista. Para recrear el diálogo con sigo mismo, para empuñar fuertemente la escoba, para expresar el terror que siente al enfrentarse al monstruo peludo. 



Es una historia de superación, de valentía. Un fiel reflejo de las jugarretas que nos hace nuestra mente. 

Este niño las supera, yo aún echo una carrera en el pasillo cuando tengo que recorrerlo de noche y eso que mide metro y medio. Lo peor es que ya no puedo gritar ¡¡¡¡¡MAMÁAAAAAAAA!!!!! porque ahra la madre soy yo.



La primera vez fue un suplicio esta la hemos disfrutado. Evidentemente entonces no estaba preparado y es que queramos o no, la edad, o más bien, la madurez es algo a tener en cuenta a la hora de legir las lecturas. 

De eso y otras cosillas hablaremos este sábado ¡¡mañana!! en las charlas madresferícas en la I Jornada de Crianza Respetuosa de Sevilla.