Hoy es de esos días tontos. De esos días inapetentes en los que lo único que haría sería dar un paseo a pesar del frío. Pero no puedo, espero a un mensajero. Seguro que no vendrá. Avocada a permanente en casa se que debería hacer algo de provecho, pero no puedo, parece que no tengo sangre en las venas.
Bicheo los periódicos digitales. Últimamente me ha dado por hacerlo, estamos en plena campaña electoral y me aburre. Doy una vuelta por mi feddley, tengo que ampliar la lista de a quién seguir o algo estará mal, porque hay apenas un par de actualizaciones desde ayer. Por tanto me aburre también.
Una visita rápida a las redes sociales entremezclada con una conversación de whastapp en un grupo de amigas. Nada nuevo en redes. Con ellas lo único que hago es quejarme del día tonto. Debería estar pasando la aspiradora. El tiempo pasa taaaaa lento que sólo son las 11. Con el mismo ritmo lento del día y casi sin darme cuenta entre queja y queja, a las 12.00 he vestido la cama de limpio, he puesto y tendido dos lavadoras. A las 12,30 he limpiado el baño y repasado las ventanas, he editado un post e interactuado en facebook. A la 13.00 he limpiado el suelo y tendido otra lavadora.
Ilustración Marivi Fuentes |
Ha venido el mensajero.
Cuando recojo a David he comprado el pan y he ido a la frutería, puesto y tendido otra lavadora, hecho la comida que había dejado casi lista el día antes, puesta la mesa. A las 15,45 hemos comido, puesto otra lavadora, recogida la cocina y hecha la cena. Sin embargo sigo teniendo la sensación de no haber hecho nada. Es extraño. Me pongo a escribir con la idea de recordar, de hacer balance. Recuerdo cuando el Gallo estaba en paro y yo en la tienda y al llegar me detallaba todo lo que había hecho. Como rindíendome cuentas. Me molestaba. No tenía porque hacerlo. No creo que lo hiciera por mi sino por él, para recordarse a si mismo en qué había invertido su tiempo, quizás, como yo, para quitarse esa sensación de pensar que no has hecho nada en todo el día. A partir de mañana voy a anotar en la agenda todo lo que haga. En un segundo plano quedarán las cosas por hacer, esa lista que crece y crece aún luchando contra ello.
La primavera no es mi mejor época.
PD: Desahogo de hace unos días. La sensación no ha cambiado y por supuesto no he cumplidoo lo de escribir lo que hago cada día