¿Os acordáis de uno de mis propósitos de año nuevo? El de adelgazar (sí, muy típico, pero necesario).
Bueno, pues el caso es que sabía que esta vez, como no fuera con un poco de ayuda no lo iba a conseguir, así que siguiendo el consejo de una amiga he optado por un lugar con un método que aúna el trabajo de la mente y del cuerpo. El cuerpo con seguimiento de un nutricionista y la mente con una terapia de grupo dirigido por una psicóloga que se ve que ayuda mucho. Lo cierto es que por los casos que se ven allí es un método que realmente funciona, porque hay cantidad de personas que han perdido muuuuchos kilos, pero muchos, muchos (40, 50, 60...). Es increíble lo distintos que parecen todos cuando ves las fotos del antes y el después, son otras personas, mucho más jóvenes. Bueno, pues si otros pueden yo también, que a mi no me sobran tantos...aunque casi.
Lo que no me gusta de la terapia es que te intentan hacer ver que no puedes disfrutar con la comida. Que estás a dieta y que eso es así de horrible y punto. Que las comidas tienen que ser insípidas, aburridas para que no tengas la tentación de comer más ración de la que te corresponde.
Pues me he revelado.
Yo no puedo no disfrutar comiendo. ¿Por que no puedo disfrutar de una rica ensalada, de un buen pescado o de un filete de pollo?
Los que alguna vez habéis estado a dieta sabréis hasta donde puedes llegar a estar de ensalada y filete de pollo. Así no duro yo ni un mes y eso no puede ser. Encima en casa comemos cinco y si para mi, que quiero perder es duro no te digo para los demás y yo paso de cocinar todos los días distintos platos. Vale algún día,pero no todos.
¡Me he revelado!!!!!!
Me encanta cocinar, así que me he propuesto hacer recetas equilibradas, poco calóricas y ricas, ricas...
Darle un poco al coco, buscar recetas, adaptar las que ya hacía...
Empecé el miércoles pasado, con eso, una adaptación.
Yo hacía mucho un "pastel de carne" lo llamaba que no es otra cosa que un sofrito de cebolla y carne picada que se pone en una fuente y encima, una capa de puré de patata, otra de calabacines o berenjenas previamente cocidos en su jugo en el microondas, una capa de tomate frito y todo cubierto de lochas de queso de sandwich. Todo aderezado con su pimienta y su orégano. A gratinar y a comer. Rico, rico.
Mi mami había hecho un sofrito de carne picada, cebolla y tomate, como para bolognesa, así que lo he aprovechado para la primera capa. Encima he puesto una tanda de coliflor hervido y rehogado con ajitos, pimienta y nuez moscada. Otra de calabacines cortados en láminas muy finitas y cocinados en el microondas y para terminar la capa de queso de fundir.
El tema es que como a mi maridito no le gustan "nada" las verduras, por lo menos no la coliflor he dejado una ración sin cubrir de coliflor y a esa parte le he puesto rodajitas de patatas también cocinadas en su jugo en el microondas.
Para terminar el palto y aprovecharlo todo, la piel del calabacín, que era de los verde oscuro de piel lisa, muy limpita , la he hervido y con su juguito y una loncha de queso lo he triturado todo, consiguiendo una salsa de un bonito verde irregular. Con eso lo he cubierto todo menos la ración de "mi gallo", para que no hubiera lugar a confusiones.
Ahhhh! todo sin nada de aceite, sólo el el sofrito que me consta que era nada.
El resultado...DELICIOSO...con deciros que la última se ha tenido que hacer otra cosa porque nos lo habíamos comido todo. Yo por si las moscas he comido una ración pequeñita, pequeñita. Para que no me riñan después en la terapia.
Arriba tenéis la foto, un poco chafadito ya el plato porque a mi niño le ha dado por intentar servir él.
Ya os iré contando cómo voy (ya llevo 3,500) y si os apetece mandarme recetas ricas de dieta hacedlo a lagallinapintadita@hotmail.com y os estaré eternamente agradecida.
Si os interesa el método y queréis saber más poneros en contacto conmigo y os cuento y para ver las fotos pasaros por su Facebook
Terapias Punto Final.
Hasta aquí lo que escribí el Viernes, y ahora...
Ahora es la 1:39 del Domingo. Ayer Sábado fuimos a una fiesta de cumpleaños en la que lo hemos pasado en grande. Aunque tenía el firme propósito de portarme bien, al final como que no, no me he resistido. Que si una patata, un café, otra patata, una cocacola, otra patata, un poquito de tarta, una patata, una media noche que David no quería, otra patata. ¡Uff, qué pesada me siento! Para cenar un yogurt, o mejor nada. Ahhhh! ¿qué vas apedir una hamburguesa del Sloopy? ¡pues pídeme una piza, total, de perdidos al río!
NIÑA MALA!!!!!!!