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22 de febrero de 2012

Me quiero portar bien

Me voy a portar bien, o lo último. Me quiero portar bien. Esas son las frases que nos dice David nada más castigarlo por pegarnos.

Sí, yo creía que esta fase de pegar había pasado, no me creía que durara según la media un par de años. No deja de pegarnos por cualquier cosa y la verdad es que de tanto, tanto, llega un momento que no sabes cómo actuar.

Normalmente optamos primero por advertirle. David, no me pegues. Si me pegas otra vez te castigo.
Pues le falta tiempo, parece que nos está retando y otra vez. Claro, acto seguido castigado al carro si estamos en casa y a un rincón específico si estamos en casa de mi madre. Es instantáneo: No mamá, no me castigues, que me voy a portar bien...(todo llorando desconsoladamente a lágrima viva, como si lo estuvieran matando).
No David, estás castigado porque me has pegado y eso está mal...
Mamá, ya estoy tranquilo, ya no lo voy a hacer más. 
Bueno, pero quédate un ratito castigado. 
Cuando pasa ese ratito le levantamos el castigo, tiene que pedir perdón, lo hace y ... al cabo de otro rato...se repite toda la escena. Es desesperante, frustante, agobiante...y hace que sientas que estás  fracasando. Lo sé, es normal que nos sintamos así y no por ello es cierto, porque la verdad es que a excepción de esos momentos David es un niño que se porta bien. Pero en esos momentos también fallamos nosotros porque se nos olvida y sólo vemos lo mal que se está portando entonces.

No dejo de darle vueltas a la cosa. Si sabe que esa actitud está mal, sabe que conlleva un castigo que no le gusta nada, le crea angustia...¿por qué lo hace una y otra vez? y máxime cuando te dice: Mamá, que me quiero portar bien. ¿qué hace que queriendo portarse bien y sabiendo hacerlo haga todo lo contrario? En realidad ni más ni menos que como cualquier adulto que hace algo a sabiendas que está mal. Dícese por ejemplo yo cuando discuto con mi madre. Sé que no está bien, me hace sentir mal y sin embargo lo sigo haciendo, no soy capaz de controlarlo y eso me hace sentir peor. Entonces, si yo no soy capaz, ¿cómo va a ser capaz el que es sólo un niño? ¿Por qué le exigimos a él lo mismo o incluso más que a nosotros mismos?

Ya lo he observado y muchas veces esa conducta, acompañada de "portarse mal de otras maneras" como tirar juguetes, rayas las paredes...suele coincidir con el final de la jornada. Ya estamos todos cansados y su papá y yo dejamos de prestarle TODA la atención para ocuparnos un poco de nosotros: mirar cinco minutos seguidos la tele, ponernos el pijama, recoger cuatro cosas...en fin lo dicho, no prestarle toda la atención. 
Y ya entramos en un bucle que va creciendo y creciendo. Se porta mal para llamar la atención (estoy segura), y lo castigamos, pasa el castigo, se vuelve a portar mal...y así hasta que terminamos de hacer lo que estemos haciendo (que nos lleva el doble de tiempo del necesario) y ya podemos centrarnos en el.
Entonces vuelve a ser el niño encantador que es normalmente.

Ni más ni menos que como el Doctor Jekyll y Mr Hyde.

2 comentarios:

  1. Ay mi niño con lo lindo que es... Yo creo que tienen que ver mucho con lo que cuentas y ¿por qué lo hace? pues porque ni ellos mismos consiguen controlar ese tipo de impulsos, será una epoca y se le pasará pero veo genial que digais como os sentís cuando lo hace y que vea que eso tiene una consecuencia... Ayyyy chica que estrés ayer con mi padre, pretende que la niña le preste toda la atencion y se cabrea si no es así, ya le dije que esas son nuestras tardes ahora que ella necesita desfogar jugar y estar en el parque y que ayer nos volvimos un poco antes pero que "no more". Un besito, esta tarde tenemos cumple de mi sobrina!

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    Respuestas
    1. Hombre, que el abuelo también quiere disfrutar de su Abril, entiéndelo. Pero una y no más Santo Tomás.
      ¿Cumple? entonces no nos veremos pero disfrutad de la tarde y pasadlo genial.
      Muac

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