Hace unos días asistí con unas amigas a la conferencia "Aprendiendo y desaprendiendo" organizada por el Ayuntamiento de Mairena con Carles Capedevila y Juan Bellido como ponentes.
Probablemente todos conozcáis a Carles, periodista y colaborador del espacio Guia de padres en la Cadena Ser (las mañanas de los martes) y autor del blog sobre todo del vídeo viral sobre su participación en el Gestionando hijos.
Como siempre divertido, fue un placer hacerlo en directo. Verte reflejado en sus anécdotas e imaginar lo que te queda por vivir hace que seas capaz de desdramatizar situaciones y que realmente te des cuenta de la importancia de tomarte las cosas desde otra perspectiva, mucho más amable del papel que a veces escogemos en la crianza y educación de nuestros hijos.
Con Juan Bellido, profesor, facilitador y especialista en inteligencia emocional y social, hicimos un ejercicio. Brazo en alto, mano en forma de cámara, apuntándonos, para después hacerlo a nuestros entorno, nos invitó a tomar perspectiva, a vernos desde fuera. Es increible cómo pueden cambiar las cosas a poco que nos alejamos un poco. Vernos desde fuera nos ayuda a tomar consciencia de sus capacidades y necesidades, de nuestro estado y el de la otra persona (pareja, hijos...), de nuestros gestos y los suyos (la comunicación no verbal tan importante), de las emociones que están entrando en juego, eso que tan bien refleja la peli Del revés...
Exactamente eso es lo que sucede cuando ves este vídeo. ¿Qué pasaría si las madres se hablaran entre ellas como le hablan a sus hijos?
Visto desde fuera, en perspectiva, nuestra actitud es completamente ridícula. Podemos quedarnos con la parte cómica, porque lo es, pero si vamos un poc más allá, si nos paramos a reflexionar, nos daremos cuenta que no tiene ni puñetera gracia. Nos permitimos la licencia (me incluyo eh) de hablar a nuestros hijos, de tratarlos como no seríamos capaces de hacer con nadie, como personas menos personas por el mero hecho de tener menos años. Qué tremenda falta de respeto por nuestra parte.
No paso por alto nuestro papel como educadores, no hablo de no corregirles, de no enseñarles cómo deben comportarse...sino de cómo hacerlo. No abusemos de nuestro "poder", veámosno a través de esa cámara imaginaria y pensemos cómo estamos haciendo las cosas, probablemente podamos enseñar los mismo de forma más respetuosa.
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