De pequeña me encantaba vendarme cualquier parte del cuerpo. Bastaba con un pequeño golpe para que el dolor fuera taaaaaannn insoportable que sólo se mejoraba colocándome una buena venda, exagerada que era una.
Parece que el pollito ha heredado mi gusto por lo aparatoso. No, aún no se ha roto nada, toquemos madera, pero ya ha descubierto lo "guay" que es estar enyesado.
Una mañana de verano se colocó una toallita húmeda en el brazo y me dijo que se lo había roto. Ohhhh, pobrecito. Le dolía tanto...tuve que sujetarle bien fuerte la toallita venda con celo esparadrapo y de esa guisa se quedó viendo la tele. Uff, cómo le dolía que no podía ni moverse. Me hizo tanta gracia que le mandé una foto a su papi. Dibújale un hueso y le dices que es su radiografía. ¡Ay por dios, pero que Gallo más listo tengo!
Dicho y hecho. Una cartulina negra y una cera blanca es todo lo que necesitamos para pasar un rato divertido.

De esa guisa estaba, haciéndose una y otra radiografía, cuando en el capítulo de La Doctora Juguetes, un robot se rompió un brazo y Doc usó un pañuelo como cabestrillo, ya os podeís imaginar lo que me pidió ;)
PD...el verano pasó hace meses, pero acaban de reaparecer las radigrafías rondando por casa
Qué arte tienes haciendo radiografías, jajajajajaja!
ResponderEliminarMuas!
Qué buenoo!!!
ResponderEliminar¡Me gustan más tus radiografías que las de verdad!
ResponderEliminarMe encanta este juego!!!
ResponderEliminarUna forma de sacarle partido al obre color blanco que siempre se queda enterito en la caja de ceras ;)
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