Perdón por la ausencia

Pediros disculpas para los que os pasárais ayer tarde por la tienda física. Sí, la encontrásteis cerrada.

La idea era que el peque si viniera a la tienda conmigo mientras su padre acudía a una reunión. En principio estaba muy contento porque hacía bastante que no venía pero cuando comencé a cambiarlo de ropa empezó a ponerse tontito. Qué si en brazos, a lloriquear, a decir que no quería venir. Estaba muy rarito y pensamos que se olía que íbamos al pediatra, cosa que odia.

Después de mucho esfuerzo y disgusto al sentarlo en el coche nos pusimos en camino y habríamos recorrido quinientos metros cuando el pobre se puso a vomitar como loco. 

¡Qué lástima mi nño! Coche manchado, asiento manchado, su ropa manchada, yo manchada. Y siguió en la calle. ¡Con lo mal que lleva eso de ensuciar la calle!

El caso es que tuvimos que volvernos, ducharnos, cambiarnos de ropa y la verdad...el seguía muy tontito y nosotros preocupados y disgustadillos, así que nos quedamos en casa (qué suerte poder hacerlo).

Toda la tarde en brazos de mamá, con la tetita que todo lo cura y viendo los dibujitos. (Vomitó tres veces más millones de millones de mocos)

Lo peor de todo es que estaba tan normal y de repente se ponía a llorar desconsolado como si le doliera algo mucho, pero no conseguimos identificar el qué a pesar de señalarle todas la partes de su cuerpecito.

Ha dormido muy bien y esta mañana, nada más levantarse, nos ha contado a su papi y a mi que ayer vomitó en la calle pero que ya no tenía mocos y se encontraba mejor. ¡Qué cosita más tierna!

Lo malo es que hoy de verdad que si le toca ir al pediatra para la revisión de los dos años y medio y de paso para ver cómo va con los mocos que tenía acumulados, que digo yo que ya no le quedará ni uno.

Así que no vengáis tampoco esta tarde, que también os encontraréis cerrado. Perdón por las molestias y hasta mañana.