Recojo las palabras de Sole Jiménez Martín, que en forma de poema, hace un homenaje a esa vivencia única, a ese abrazo tan salvaje como sagrado que es la lactancia.
Para todas las que lo tuvieron fácil; para las que hemos sido capaces de luchar contra viento y marea para conseguirlo. Pero también por las que no contaron con la información o el apoyo suficiente para lograrlo, por las que quisieron y "no pudieron", incluso para las que ni siquiera lo intentaron, no quisieron. Para cada una de ellas, aquí lo dejo.

el instinto que chupa
corazón que palpitas
nuevo fuego que sube, sonroja, excita
desde el vientre a los pechos savia destilas.
¡Ay mi Rómulo hambriento, fierecilla sedienta!
impaciente rastreas la carne que te alimenta.
¿Quién tornó el agua en leche?
¿Quién mi pecho en juguete?
¿Quién en lecho de dioses mi regazo caliente?
Se ha parado mi tiempo. Es eterno el presente.
Palpa, besa, liba, toma;
traga, come, devora.
Que te ofrezco la vida en mi cuenco de barro.
Hociquito que buscas sobre la cuna
mis dos lunas rosadas llenas de lluvia.
En un hilo de seda yo me derramo
en auxilio, salud, ternura, amparo;
alegría, consuelo, emoción y llanto;
compañía, refugio, pasión y abrazo.
Y cuando el hambre aprieta, no me das tregua,
corres, saltas, gateas; te arrastras, trepas,
sin pudor me desnudas junto a la hoguera
ya en tu boca dentada mi miel esperas.
El jugo que succionas de mis entrañas,
hace batir las alas de tus pestañas.
Un sopor placentero recorre tu alma,
suspirando te entregas, tu ángel te guarda.
Entre dos dunas blancas duerme mi niño,
satisfecho de leche y de cariño.
Duerme niño de teta,
besame gota a gota,
mama, acaricia, bebe, roza
Que el amor se ha encarnado en esta presa jugosa.
En mi seno mullido y bien calentito
soñando va mi niño, mi niño chico
y se enreda a mi cuerpo y a mis latidos
como la yedra al muro, el sol al estío.
Tu reflejo en mis ojos, yo en tu mirada,
a mis labios respondes con una risa blanca.
Y asido al doble ancla de mi vía láctea,
tú vas surcando caminos, yo soy tu barca.
Sole Jiménez Martín