Si te dijeran que han sacado una nueva fórmula que aumenta las defensas de tu bebé, ¿se la darías?
Si te dijeran que podemos ofrecerte alimento gratis para los primeros seis meses de tu bebé, ¿nos creerías?
Si te dijeran que una empresa ha patentado un envase que mantiene la comida de tu bebé lista las 24 horas conservando todas sus propiedades, ¿lo comprarías?...
Esa fórmula existe
Ese alimento existe
Esa empresa existe
La leche materna es el mejor alimento para tu bebé.
Se adapta a todas sus necesidades aumentando su sistema inmunológico y además es gratis.
Nada como mamá, nada como mamar.
Poco más hay que añadir, hasta en los envases y anuncios de la leche de fórmula lo dice bien clarito: la leche materna es el mejor alimento para los bebés.
Antes del embarazo lógicamente ni me planteaba eso de la lactancia. Durante el embarazo, después de lecturas, charlas con otras madres, reuniones de preparación al parto...elegí mi opción. Si podía, mi hijo tomaría el pecho unos meses, el tiempo que pudiera.
Cuando por primera vez y el solito se enganchó a la teta me pareció un poquito curioso, sí curioso, porque por más que me lo explicaran no veía yo que eso del instinto hiciera a un bebé tan chico buscar la comida. Graso error por mi parte, porque al fin y al cabo no dejamos de ser animales y para más inri, mamíferos.
Las primeras horas parecía que eso de la lactancia no iba a ser pan comido, el niño mamaba cada tres o cuatro horas así que todo controlado. Jaja, ilusa de mi.
Después vinieron los días de angustia de tener al niño horas enganchado al pecho, llorando cada rato, sin saber qué c... le pasaba. Lo típico: será que no se coge bien al pecho, será que no tienes leche, será que le tendrás que poner una ayuda. Los miles de consejos dados con la mejor intención del mundo pero que en vez de ayudarte te hunden más y más.
Para colmo el niño no ponía peso, es más perdió y no lo recuperaba, por lo que en cada revisión lo mismo: tienes que ponerle una ayuda. Yo que no quería porque tenía miedo de que me dejara el pecho y cuando, con pena de mi corazón lo intentábamos el niño que no quería y cuando tomaba algo la vomitaba, lo que nos creaba aún más angustia
Al final, después de muchas presiones por parte de las abuelas acudimos a un pediatra de esos antiguos que curan a todos los niños. Su prescripción: Nada de teta por un tiempo (porque mi leche no lo estaba alimentando) sino una leche medicamentosa que costaba un ojo de la cara y encima estaba horriblemente mala, ahhh y un jarabe para abrirle el apetito.
Todo eso fue cuestión de un mes...uno de los más largos y peores de mi vida.
El segundo mes se sucedió de la siguiente forma: Cada tres horas yo me sacaba la leche para guardarla para cuando pudiera dársela y para que mi cuerpo siguiera produciendo leche. Como 20 minutos en cada pecho para sacar quizás 20ml en total.
En medio de esas tres horas: prepara el biberón, dáselo, ponlo para que eche el flatito, cámbialo, duérmelo...y otra vez al sacaleches.
Otro mes largísimo y horrible porque además me pasaba el día llorando porque no podía darle el pecho y además porque casi nadie entendiera que para mi era tan importante dárselo.
Y para colmo, rara era la toma que no vomitara un gran caño de leche.
En el tercer mes el niño ya estaba bien de peso y el pediatra nos dejó que le fuéramos dando en cada toma su biberón y si quería más un bibi con la leche que yo me seguía sacando. Decía que como mi leche no le engordaba, si se tomaba la mías primero y después no quería la otra iba a volver a perder peso.
Un día se me planteó la duda de si el niño seguiría siendo capaz de mamar y si querría hacerlo. Lo puse en mi hombro, me destapé el pecho y esperé a ver qué hacía. Creedme, fue maravilloso ver cómo poquito a poco fue bajando hasta encontrar el pezón y comenzar a succionar.
Y empecé a pasar un poquito del pediatra y comencé a darle el pecho y después un bibi todo lo grande que el quería en todas las tomas. Y nos fuimos a la playa y todo cambió. No sé si porque estábamos más relajados o porqué, lo cierto es que en muchas tomas después del pecho no quería bibi o si tomaba algo era muy poquito y de ahí a tomar sólo un biberón entre teta y teta antes de dormir por la noche.
Con seis meses comenzamos con la alimentación complementaria como todo hijo de vecino.
Ahora, para el que no lo sepa tiene dos años y un mes y se toma el pecho cada vez que le da la realísima gana, claro si yo estoy con el, se entiende.
Esa es nuestra historia.
Después de lo que yo he pasado, que no me venga nadie diciendo que no da el pecho porque no puede, porque no tiene leche, porque el niño se quedaba con hambre...En condiciones normales, quien quiere, puede. Pero nadie dice que sea fácil. Como muchas de las cosas buenas en esta vida conlleva un esfuerzo por nuestra parte y por supuesto que todo es más fácil si contamos con apoyo. Yo si no hubiera sido por el de mi marido probablemente no hubiera podido. Me aguantó llorar y llorar porque no podía dar el pecho, se encargo de todo en la casa para que yo tuviera todo el tiempo del mundo para estar con el niño, me alentaba siempre, por eso le estaré eternamente agradecida.
Eso sí. Esa fue y es nuestra opción. Yo no critico a quien no quiera esforzarse por dar el pecho a sus hijos. Que cada críe a sus hijos como mejor le parezca. Pero lo mismo que yo respeto a los demás me gustaría que hicieran lo mismo conmigo. Ya estoy un poquito harta de los comentarios de siempre: no le des el pecho que ya no le alimenta, es como agua (ahhh, pero sí tengo que darle agua y si es mineral mejor, no?), tan grande y con la teta, eso es vicio, ya la tiene para dormir, es su chupe (que con un año use chupe para dormir no es malo, pero la teta...), ya es hora de que coma más cosas, no sólo teta (no, pero si como de todo, además de teta), ¿no toma leche? de vaca, se entiende (¿cómo va a estar más adaptada la leche de otro animal que la de su propia especie?).
Menos mal que cuando el está mamando y nos dicen esas cosas el se ríe con la teta en la boca, y les dice algo como "tetita buena" y los mira como diciendo: si, si, vosotros hablad, que a mi mamá y a mi por uno nos entra y por otro nos sale. Lo que corrobora que esta es nuestra opción.
Me sigue pareciendo maravilloso y sigo disfrutando muchísimo cada vez que el me dice: mamá, quiero tetita. Sé que para el no sólo es alimento, también es protección, cariño, unión. ¡Qué buenas siestas nos echamos el, la tetita y yo!
¿Que cuando lo voy a destetar? Pues está claro, nunca. Será él quien decida cuando ya no quiere mamar más. Mientras que el quiera seguirá y yo encantada.
Qué ¿Qué es el lactivismo?

El lactivismo es la defensa del derecho del bebé/niño a ser amamantado y de la madre a amamantar, a demanda, en cualquier lugar, sin miradas ni comentarios de desaprobación y hasta que el niño lo desee.
HASTA QUE EL NIÑO Y SU MADRE QUIERAN
(Que no le hacen daño a nadie)