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6 de enero de 2013

La verdad sobre los Reyes Magos


Hace años por estas fechas alguien me madó un mail de esos en cadena con una bonita historia. Entonces me pareció solo eso, bonita. Recuerdo que incluso la guardé en una carpeta en el ordenador, curiosamente ni pasaba entonces por mi mente el hecho de que algún día fuera madre y pudiera necesitarla. Pasó el tiempo y como era de esperar el documento se perdió.

Hace unos días y gracias a mi amiga Carmen, ese texto ha vuelto a llegar a mi (lo publicó la web Papás e hijos) y ahora que sé que seguro que en algún momento lo voy a necesitar quiero guardarlo aquí, donde se que lo encontraré llegada la hora.
Source: reymonje.com via Cielo on Pinterest
¿Quien dice que esto no es verdad verdadera?

Apenas su padre se había sentado al llegar a casa, dispuesto a escucharle como todos los días lo que su hija le contaba de sus actividades en el colegio, cuando ésta en voz algo baja, como con miedo, le dijo:
- ¿Papá?
- Sí, hija, cuéntame
- Oye, quiero… que me digas la verdad
- Claro, hija. Siempre te la digo -respondió el padre un poco sorprendido
- Es que… -titubeó Blanca
- Dime, hija, dime.
- Papá, ¿existen los Reyes Magos?
El padre de Blanca se quedó mudo, miró a su mujer, intentando descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.
- Las niñas dicen que son los padres. ¿Es verdad? La nueva pregunta de Blanca le obligó a volver la mirada hacia la niña
y tragando saliva le dijo:
- ¿Y tú qué crees, hija?
- Yo no se, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen porque tú no me engañas; pero, como las niñas dicen eso.
- Mira, hija, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero…
- ¿Entonces es verdad? -cortó la niña con los ojos humedecidos-. ¡Me habéis engañado!
- No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen -respondió el padre cogiendo con sus dos manos la cara de Blanca .
- Entonces no lo entiendo. papá.
- Siéntate, Blanquita, y escucha esta historia que te voy a contar porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla -dijo el padre, mientras señalaba con la mano el asiento a su lado.
Blanca se sentó entre sus padres ansiosa de escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda, y su padre se dispuso a narrar lo que para él debió de ser la verdadera historia de los Reyes Magos:
- Cuando el Niño Jesús nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto, y el bebé parecía tan contento y feliz, que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:
- ¡Es maravilloso hacer tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.
- ¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo.
Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó:
- Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito.
Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y la voz de Dios se escuchó en el Portal:
- Sois muy buenos, queridos Reyes Magos, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo. Decidme: ¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?
- ¡Oh, Señor! -dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas. Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero no podemos tener tantos pajes, no existen tantos.
- No os preocupéis por eso -dijo Dios-. Yo os voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.
- ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible? -dijeron a la vez los tres Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración.
- Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños? -preguntó Dios.
- Sí, claro, eso es fundamental – asistieron los tres Reyes.
- Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?
- Sí, sí. Eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez más entusiasmados los tres.
- Pues decidme, queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres?
Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que Dios estaba planeando, cuando la voz de nuevo se volvió a oír:
- Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes Magos de Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO, ordeno que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en vuestros pajes, y que en vuestro nombre, y de vuestra parte regalen a sus hijos los regalos que deseen. También ordeno que, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se haga como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia. Y, alrededor del Belén, recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices.
Cuando el padre de Blanca hubo terminado de contar esta historia, la niña se levantó y dando un beso a sus padres dijo:
- Ahora sí que lo entiendo todo papá.. Y estoy muy contenta de saber que me queréis y que no me habéis engañado.
Y todos se abrazaron mientras, a buen seguro, desde el Cielo, tres Reyes Magos contemplaban la escena tremendamente satisfechos.




11 comentarios:

  1. Oooooh me encanta!!!!!!!!! Gracias por compartirla!

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  2. Preciosa historia, me la guardo también por si algún día tengo que utilizarla. Por cierto, soy Paqui, del blog de mi pequeño dedal, acabo de conocer de casualidad tu blog y me encanta, así que me quedo por aquí. Te sigo!.

    Besos

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    1. Encantada Paqui, en un huequito me paso por tu rincón. Un beso

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  3. Aiii pero que bonita y tierna. Gracias por compartir!

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    1. De nada preciosa. Me parece una bonita forma de salir del paso.
      Un abrazo

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  4. Es una historia preciosa que también leí hace tiempo y que, al igual que tú, guardadita tengo.

    Muchos Besotes y gracias por compartir!!!.

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  5. me encanta!! Una historia muuuuy bonita que contar el día de mañana a nuestros hijos!
    gracias por compartir, ahora me la guardo yo!

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  6. Qué historia tan bonita. Casi suelto la lagrimita en el trabajo! uff...

    La guardo con tu permiso.

    Un abrazo grande.

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  7. Es realmente bonita a historia Carmen, y tan real como la vida misma. Me la guardo, si me lo permites.
    Un besazo y gracias por compartirla.

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  8. Sé que paso ya muy tarde por esta entrada pero la leí hace unos días y quería darte las gracias por compartirla porque me ha parecido preciosa. Un beso

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