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21 de junio de 2011

Declaración de intenciones. Crianza con apego

Como os comenté ayer hoy empiezo a contaros un poquito de mi experiencia como mamá y cómo cambió mi forma de pensar cuando tuve a David.

Para empezar quiero explicaros que yo no quería tener hijos. Eso le resultaba muy chocante a muchas personas, pero yo lo tenía clarísimo. El porqué era bien sencillo y se lo decía a todo el que quisiera escucharme: no quería la responsabilidad de un SER que dependiera de mi. Sí, así de egoísta.
Lo cierto es que me quedé embarazada sin esperarlo y gracias a Dios, porque de otra forma me habría perdido esta experiencia maravillosa.

Quizás no os guste la comparación pero yo digo que esto es como tener un perro. No se sabe lo que es, lo que se siente por ellos hasta que no se tiene uno. Pues igual pero elevado a la enésima potencia...No sabes lo que es querer a un hijo hasta que no lo tienes.

Al principio del embarazo tenía claro que no quería que el niño cambiara mucho mi forma de vivir...La idea era que durmiera en nuestra habitación muy poco tiempo y muy prontito, ¡ala!, a su cuarto y bien tempranito y si lloraba pues que llorara, ya se acostumbraría. La lactancia no me la planteaba y cogerlo lo veía un engorro.

Seguí leyendo y leyendo y todo en mi mente empezó a cambiar. Cuando me leí el famoso Duérmete niño (no deja de resultarme curioso que el libro se llame precisamente como una de las nanas más conocidas para dormir a los niños meciéndolos cuando aboga precisamente por lo contrario).casi me gustó pero creo que fue cuestión de dos segundos. No, algo había cambiado. Eso de dejarlo llorar me parecía algo horrible. Así que seguí con Dormir sin lágrimas, dejarlo llorar no es la solución y...Sorpresa, eso sí que iba conmigo. Porque haber: cómo puede ser normal que los adultos tengamos camas de matrimonio para dormir en pareja y que nos parezca antinatural que una pareja duerma en camas separadas y no te digo ná si es en habitaciones distintas y nos puede parecer lo más normal del mundo que un bebé de tres meses o seis o nueve...duerma solito en su cuarto ¿?. No tiene sentido. 

De tanto leer eso de la lactancia materna se me metió hasta el fondo y eso del destete porque sí, nanai de la china. Pero eso de la lactancia tendrá su capítulo aparte.

Otra cosa: cogerlo. No lo cojas que se mal acostumbra y después sólo quiere brazos. Cada cual allá con su instinto, pero es que coger a un bebé cuando llora es...que te lo pide el cuerpo. 

Haber, todo esto lo veo mucho más claro a toro pasado. Mira que yo lo cogía, pues más tendría que haberlo hecho porque ahora que tiene dos años ya hay veces que no quiere.

En resumen: el niño tiene dos años. Sigue con el pecho cada vez que a él se le antoja y yo encantada. Duerme con nosotros. Lo cojo siempre que me lo pide y cada vez que me llama allí estoy yo. Castigarlo, lo justo, mejor hablar y explicar.

Y a la vejez, viruela. Hace poco me enteré que esta forma de criar a los hijos se llama: Crianza con apego o crianza respetuosa y que su base es anteponer el bienestar del niño a todo lo demás. Empatizar con él, poníéndonos en el lugar de ese ser indefenso que es nuestro hijo. En este sentido se promueve el colecho, la lactancia a demanda, el contacto físico con el niño y por supuesto la no violencia física o verbal. Por supuesto, cada familia adapta estas "directrices" a su estilo de vida y de familia.

Lo cierto es que si no tuviéramos una serie de imposiciones culturales del tipo de: la teta ya no le alimenta, sólo es su chupe; que trabajo os va a costar sacarlo de la cama; si lo coges se acostumbra a los brazos...La crianza con apego sería lo normal, porque es lo que tendemos los padres ha hacer por instinto. La prueba es que es la forma en que se han criado a los niños en todas las culturas durante muchísimo tiempo y que sólo en las sociedades más "avanzadas", más "occidentalizadas" se ha dejado de lado durante algunos años. Y digo algunos porque esta forma de criar con desapego (es decir, con sustitutos como biberones, chupetes, cunas, intercomunicadores, balancines...) es relativamente nueva si la vemos en el conjunto de la historia del hombre.

Menos mal que parece que todo está volviendo a su curso y cada vez somos más padres los que nos "olvidamos" de esas imposiciones culturales y hacemos lo que el corazón nos dicta: cogerlo, besarlo, achucharlo, acariciarlo, dormir con el, dar el pecho cuando lo pide, acudir cuando nos reclama, no dejarlo llorar porque sí...ojo, que nada de esto está reñido con llamarle la atención si hace algo mal o castigarlo si es necesario...

"Volvamos a nuestros instintos, somos animales como cualquier otro, un exceso de cariño, de amor, jamás provocará ningún mal en un niño....pero la falta de amor sí.
Mi hijo tendrá todos los besos, abrazos y consuelo que necesite en esta vida....aunque tenga 30 años".
(Estas palabras no son mías sino de una participante en un foro, pero explican tan bien lo que pienso que se las he tomado prestadas)




2 comentarios:

  1. la crianza con apego es genial, pero cuando tienes mas de un niño las cosas no son tan faciles, hay que dividirse y compartir a los padres. Dormir todos en el dormitorio de los padres no es practico para la familia por eso es bueno que cada uno tenga su espacio antes que venga el hermanito ocupe su lugar con mama y papa. Pero siempre siempre educar con mucho amor. besoss

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  2. Cierto es que es que se complica cuando la familia crece, pero creo que también porque ha cambiado nuestra forma de vida. Hasta hace bien pocas generaciones, eran muchas las familias que por razones económicas y familiares vivían en casas con pocas habitaciones y tenían que compartir espacios. Es relativamente reciente eso de que cada persona tenga que tener su propio espacio.
    Desde luego lo importante como dices es el amor que les damos.

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