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26 de enero de 2017

Verde hierba, amarillo sol. Gafas Siroko

Acogimos con ilusión y ganas el huerto del ampa del cole. Nos entregamos, lo intentamos, pero pronto nos dimos cuenta que aquello era una tarea demasiado demasiado para nosotros. Hacía falta mucha más gente (más tiempo, más entrega) para poder llevarlo en condiciones. Decidí desvincularme cuando fui consciente de no poder dar más de nosostros. Me costó, me dio pena. Me gusta el contacto con la tierra, pasar calor y frío, terminar cansada, con las uñas llenas de mugre y callos en las manos. Me gusta que me duerla la espalda. Qué cosas ehhhh. Me gusta el olor a tierra mojada cuando riegas al atardecer. Me gusta el cri cri de los grillos. Añoro el verano, se nota, ¿no?
Me gustaba hacerme una ensaladita con 15 tomates cherries, coger 6 pimientos y una miniberenjena. 

Como me gusta, quiero que le guste. Como nos desvinculamos quise que volviérmos. El formato ahora era distinto. El ampa ha cedido su (nuestro) huerto para que se lleven a cabo talleres familiares. Un plan perfecto para la mañana del sábado o el domingo y si es con amigos, como en esa ocasión, mucho mejor.

Allí nos fuimos en la primera convocatoria. La pega pegosa es el frío que hacía tan temprano en el huerto. Sol solito caliéntame un poquito. Menos mal que a poco que sube el sol la temperatura se hace más agradable y es que en esta ciudad el sol quema en cualquier época del año. Que se lo digan a mi cara, que como no se estar sin gafas de sol vivo con un antifaz en los ojos dos tonos más claros que mi piel. Apunte mental, comprar ¡¡y usar!! protección solar facial.

No se cómo la gente puede estar al sol sin gafas, no se porqué a David le cuesta tanto usarlas. No tenía ni seis meses cuando ya se las poníamos. No se cuantas ha tenido ya. Las primeras de tiendas de puericultura, después de farmacia. No concivo que use unas gafas con lentes malas. Como es taaaaaan presumido y tiene taaaaan claro su estilo sabía que las gafas de Siroko le iban a encantar.

Las gafas de Siroko destacan por sus colores hipervibrantes y por una terminación suave al tacto que las hace parecer como de goma. Verde hierba, amarillo sol, esas son las suyas, aunque cualquiera de la colección de gafas de sol infantil de siroko le hubiera gustado. Cuando estrenó las amarillas (Lemon) me desternillaba de la risa porque confesaba sentirse supermolón. Hay que ver lo que es usar un complento chulo.

Las verdes (Monster) no se quedan atrás de favorecedoras. Verde hierba, como los puerros que plantaron esa mañana en el huerto después de escardar la tierra. Plantaron además ajos, aprendimos que se hace metiendo un diente de ajo directamente en la tierra y en semilleros plantamos tomates, calabacines y pimientos. 



Independientemente de lo atractivo del diseño de las gafas Siroko, lo mejor es que sus lentes son polarizadas y tienen protección 100% UV. Además no pesan nada y las patillas tienen un muelle que permite que se abran al ponerlas y quitarlas sin que se rompan.

A pesar de todo le cuesta usarlas. Pero si piensa que voy a dejar de ser pesada con esto de usar gafas de sol las lleva clara jur, jur, jur, a ver quien gana.

Volveremos al huerto. Tenemos que ver cómo van los plantones y cómo va evolucioando y tomando color nuestro huertito. A ver si conseguimos reflorecerlo con el cariño de todos





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