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15 de octubre de 2014

Pasta carbonara. La cocinamos así

Hace mil que vi esta receta, quizás pudo ser en uno de esos programas de Carlos Arguiñano, no lo recuerdo, pero el caso es desde aquel momento pasó a formar parte de las recetas típicalish mi casa, como el arroz con pollo al curry.





Refreimos la cebolla hasta que esté pocha (transparente y bien blandita). Añadimos los champiñones y el bacon y rehogamos.

Cuando el bacon está cocinado añadimos el ingrediente secreto y a fuego fuerte dejamos que se evapore el alcohol unos minutos.
Añadimos la nata, la nuez moscada, la pimienta, sal y dejamos reducir.

Lo ideal es comerla en justo al terminar de hacerla, porque si esperas un ratito y tienes que volver a calentarla se queda sequita, como así (foto) y aunque buena, no tiene nada que ver con la cremosidad de recién hecha.
Un poquito de queso rallado por encima se te gusta y approfittare

13 de octubre de 2014

De la necesidad de simplificar

Que no iba a poder mantener el ritmo de los últimos dos años era evidente, todos me lo decían. No es que no quisiera verlo, es que prefería intentarlo mientras tuviera fuerzas. Ese era el momento, así tenía que ser. Pero todo se termina, pasan las etapas, cambian las necesidades. Ahí estoy, cambiando.

Hice la prueba en verano, me fui alejando, poquito a poco, casi sin que se notara (o si). Menos publicaciones en redes sociales, menos tiempo por allí. Que son grandes ladronas de tiempo no hace falta que lo diga yo.

Decían y creía que al volver al curso, al comenzar la rutina, me metería de lleno de nuevo en ese mundo, pero no. Ya no me apetece, ya no siento la necesidad de estar en contacto con todos en cada momento. Durante unos años lo necesité, necesité el apoyo, la compañía, la comprensión, la apertura que brindan, pero ya no. Ahora estoy en momento "concha", siento la necesidad de simplificar mi vida, dedicarme a mi familia sin distracciones, en cuerpo y mente, replegada.

Han sido muchos los momentos en los que he estado con los míos sin estar, intentando disfrutar del momento con una voz que me gritaba todo lo que debería estar haciendo, atormentándome. Ahora no quiero tener que acallarla, simplemente no quiero que exista y para eso lo mejor es dejar cosas atrás. No quiero pasarme el día corriendo, estresada por no llegar a todo (abstente de decirme que no llegaba por falta de organización porque puedo picotearte la cabeza).

En parte fue esa necesidad la que me dio el empujón para no meterme en el proyecto que surgió a finales de verano. También es uno de los motivos para dejar de ser consultora de My Little Book Box. Me sigue entusiasmando el producto, pero no quiero robarle tiempo a mi familia dedicándoselo a otras, no me compensa.

Necesito tiempo para hacer la casa tranquila, disfrutar cocinando, pudiendo dedicar una mañana a tomar café con una amiga o una tarde a salir con mi madre, llevar al peque a las extraescolares o estar en el parque pasando las horas. Dormirme cuando me apetezca y despertarme descansada. Ver una peli tumbada en el sofá con mi otra mitad o leer un rato. Salir a caminar cada día o sentarme en un banco al volver del mercado. Mantener este rincón porque me gusta sin objetivos ni expectativas. Necesito frenar y saborear.
Imágen
Eso estoy haciendo. Si me leísteis cuando hablaba de dimitir de madre, sabed que estamos bien, muy bien. Hubo un momento catártico horrible para los dos pero a todas luces necesario. Un antes y un después que terminó de empujar al cambio.

¿Cuanto durará esta nueva forma de tomarme la vida? No lo se, pero sea el tiempo que sea disfrutaré de él.

10 de octubre de 2014

Hoy leemos ¡Otra vez!

Hoy leemos ¡Otra vez!. ¿No es nada nuevo verdad? Pues os equivocáis, es nuevo, nuevísimo en casa, porque hace poquito que ¡Otra vez! llegó a nosotros de la mano de la editorial Picarona para que lo disfrutáramos juntos y para que ¡tachán, tachán! se fuera a la peque estantería de uno de vosotros.
Bueno, que me lío, con eso sigo después.
¡Otra vez! ¡Otra vez! ¡otra vez! Gritaba el pequeño dragón después de que su papá/mamá (no sabemos) le leyera su cuento favorito antes de dormir. Un cuento, como no, de dragones, de uno gran, astuto y malvado dragón rojo llamado Cedric que atormenta a los gnomos y convierte a las princesas en bizcochos.

Escena a escena vemos cómo va creciendo la excitación y exigencia del dragoncito a la par que el cansancio y hartazgo de su padre/madre, que va haciendo que cambie la historia de Cedric, cada vez más corta, cada menos menos malo, cada vez más sueño hasta que como en ¡No interrumpas Kika! cae rendido. ¿El niño? ¡¡noooooo!! el adulto. ¿No os ha pasado nunca?
Y al volver la página...¡zás!

En casa ha pasado el corte. Mi pollito ha pedido que se lo leyera otra vez y otra y otra. Se lo ha contado a su papi, le ha ido desgranando los matices de las ilustraciones y en definitiva creo que se ha visto identificado en él.
Estoy segura que a vuestros peques les encantará y para comprobarlo Picarona me propuso organizar un sorteo así que vamos con las bases.

1. Sigue a Picarona en facebook. Puedes hacerlo aquí
2. Comparte en Facebook de forma pública la publicación de este Sorteo. Esta
3. Completa el siguiente formulario



El plazo para concursar termina el próximo VIERNES 17 de Octubre ^.^

El envío se realizará a todo el territorio español

Realizaré el sorteo mediante la web Sortea2 y me pondré en contacto con el ganador por mail. Si no obtuviera respuesta por su parte en tres días volvería a realizar el sorteo.

¡Mucha suerte a todos!

Y LA GANADORA FUE

  • Norma Cabrera Macías



8 de octubre de 2014

Camisetas únicas by tu peque. DIY

Parece que la idea de las segunda vida para las camisetas y bodies chulos de vuestros peques os gustaron así que esta idea estoy segura que también lo hará, personalizar camisetas con sus propios dibujos. 

Material para pintar sobre textil hay muchos, rotuladores, pinturas, pero cuando vi esta especie de ceras me pareció que podían resultar tan efectivas como las témpera sólida y así es. Creo que para los peques son lo mejor. Las nuestras son Playcolor one Textil de la marca Instant.

La noche antes del primer día de curso, cuando ya estábamos acostados, al pollito se le ocurrió que podía llevar una camiseta a juego con el desayuno saludable que les dan de bienvenida. Me comentó algo de hacer un dibujo de una manzana y pegarlo a la camiseta. En ese momento me acordé de las pinturas para tela y de ese otro diy de camisetas. Venga pollito, hace s el dibujo y yo se lo coso cuando tu te duermas. Era muuuuuy tarde. 

Pensé que quedaría mejor si pintaba sobre una superficie blanca lisa para que el dibujo quedara más limpio (y porque si salía una caca, todo hay que decirlo). Tenía una camiseta blanca de algodón, casi nueva pero con algunas manchas que la hacían "inservible" y tenía guardada para lo que surgiese. Recorté un cuadro y con cinta de embalar lo fijé a un cartón duro, tensando un poco la tela, a modo de bastidor. 
Él hizo su dibujo, no tardó ni dos minutos con esa pintura tan cubriente y tan fácil de aplicar. Después sólo quedó quitar el dibujo del cartón, ponerle un papel por encima y plancharlo durante cuatro minutos siguiendo las instrucciones de la caja. Asegura el fabricante que puede lavarse a un máximo de 30 grados.

Recorté la manzana con su rabito incluido dejando un pequeño borde alrededor. Elegí una camiseta de rayas rojas y blancas que tenía un par de manchas que no le había conseguido quitar. Total, si me la cargaba al lavarla porque destiñera no sería muy malo.

Esta vez no tenía hilo de punto de cruz de colores a juego (como para la camiseta reciclada) así que elegí un par de bobinas de hilo normal, verde para la parte de las hojas y roja para el fruto. Hice el pespunte a mano que no eran horas de hacer ruido con la máquina de coser. 
Y el resultado es el que veis. Para mi que ha quedado superbien y él iba feliz con su camiseta hecha por él mismo contándoselo a todo kiski. 
La camiseta ya la hemos lavado y no ha perdido ni un poquito de color, así que prueba superada. Os invito a hacerlo con vuestros peques, seguro que las lucen la mar de orgullosos.
Podéis verla puesta aquí.

Lo mismito lo podemos aplicar a lo que queramos. Por aquí el pequeño artista está haciendo distintos dibujos con la idea de coserlos a una colcha para su cama. 100% personalizada. Seguiremos informando






6 de octubre de 2014

Dimitir de madre

Llevo unos días con la horrible sensación de que todo es así, horrible. Desde el principio del día hasta que nos vamos a dormir todo es una difícil lucha.

Me acusa de mandona y lo soy. Todo el día con los galones puestos. No me gusta y a la vez no puedo evitarlo. Me gustaría creer que hay otra manera de hacer las cosas. Eso leo por aquí y por allí, que hay otras formas, pero yo, aún buscándolas, no las encuentro. 

Mi paciencia está al límite. Me lleva al límite y parece que él disfruta con ello. Parece que necesitara ese constante desafío para reafirmarse. Estar permanentemente en la cuerda floja, tensando, sin saber cuando se romperá es muy cansado. Estoy muy cansada.

Pongo mi cabeza en la almohada y me hago el firme propósito de que mañana será diferente. Suena el despertador y con una sonrisa y la mejor disposición comienza la pesadilla el juego.
Vamos pollito hay que despertarse para el ir al cole. Media hora después seguimos igual. Vamos pollito debes desayunar, necesitas energía. Desayuna David, David desayuna. Un bocado de tostada. David, un poco de colacao. David se nos hace tarde. Por favor, deja los playmobil ahora. Ya no hay más tiempo. ¿Qué te vas a poner? ¿este? ah, ¿este no? ¿este te roza? Te lo has puesto mil veces y hoy te roza. Este no es lo suficientemente estrecho. No puedes ponerte las botas de futbol. Ponte lo que quieras ya, vamos tarde. ¿Te has lavado la cara? ¿los dientes? ¿te has peinado? Por favor, no te mires más en el espejo, es tarde.  Nos vamos ya, es tarde, vamos corre, es tarde.
Conseguimos llegar a tiempo por lo pelos.

No se cuantas órdenes le ha dado. No se cuantas órdenes me ha obligado a darle. Estoy aburrida de hacerlo y es normal que él esté cansado de escucharlas. Otros días que me obligo no hacerlo se va sin desayunar, sin lavarse los dientes, enfadado porque no le ha dado tiempo y yo preocupada porque no desayune. No pasa nada por un día, pero ¿y todos?

Segundo asalto. Esa es la triste sensación. Sale del cole. Si te vi no me acuerdo. ¿Qué vamos a comer hoy? ¡yujuuuu! lentejas. Arrrrrgggggg. No quiero lentejas. David siempre dices lo mismo, pero las lentejas te gustan. Antes te las comías. Pues no las quiero. Pues nada, una cucharadita aunque sea y fruta. ¿Te has lavado las manos? Deja de jugar, es hora de comer. Venga, siéntate por favor. Sólo probarlas. Deja de saltar que estamos comiendo. Venga sólo una. Deja de hacer eso, no molestes a los demás. ¿Qué fruta quieres? No, no hay nada hasta la hora de merendar, sólo fruta. 

10 minutos más tarde. Tengo hambre, quiero merendar. Lo siento David, no es la hora. Dame algo. No has almorzado, es normal que tengas hambre, pero tienes que esperar a la hora de la merienda. Tengo hambre, dame algo. Fruta ¿quieres fruta? No, quiero merendar. Entramos en el círculo vicioso de hora y media de duración. Run, run, run...

Tres. Me aburro. Vamos a hacer algo. No. ¿? Juega con los playmobil. No. Has un dibujo. No. Hacemos una actividad de mlbb. No...Pues nada hijo, abúrrete que eso no es malo. Me aburro. Venga, no nos podemos pasar aquí tirados viendo la tele toda la tarde. Vamos al parque. No. ¿No?. No. ¿Porque no? Porque no...Conseguimos bajar. A la hora de la vuelta continuamos con el: he estado muy poco tiempo. 

Ahora directos a la ducha. No. Estás sudando y sucio, tienes que ducharte. No. Venga, deja de jugar con eso, hay que ducharse, se nos hace tarde. Repetimos toda la rueda de la mañana ahora con la ducha de por medio. Los minutos pasan. Se hace tarde. La cena se atrasa. No se quiere salir de la ducha. Cada vez más tarde. Después nos dan las tantas...

Lo conseguimos. Repetimos toda la escena del almuerzo, esta vez con una comida que si le gusta, pero se le va el santo al cielo con tanta charla, salto, juego. Mil veces come. 

Lávate los dientes.No no hay peli .No no puedes ver dibujitos. Venga vamos, son las once. Mañana hay cole. Si, un cuento. Deja de jugar con eso que ya es muy tarde. ¿Un dibujo ahora no? Venga vale. Vamos, es tarde. Si está muy bonito. Si, mañana hay cole. No, no puedes dormir en el sofá, vamos a la cama. ¿Que no te has lavado los dientes? Venga, vamos a lavarnos los dientes...run, run run...

Estoy agotada. No he dicho nada de las mil malas caras, de los repostones, de los hablarnos mal, de sus ochenta no, pero todos van engordando una mochila que pesa mucho, mucho, mucho. Me caigo al mar y la mochila me va hundiendo y hundiendo cada vez más. Me cuesta mucho salir a flote. Pero no me queda otra.  Es él, soy yo. Se que esto pasará. Quizás mañana será distinto. Quizás mañana lo conseguiremos. Quizás mañana...
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No me importa decirlo en voz alta y lo digo. Se que es lícito tener esos sentimientos. No me siento mala madre por sentirme así, pero no quiero sentirme así. Me hace mal, nos hace mal. María me dice que Cata acaba de escribir sobre la Agitación de la crianza. La leo. Justo, tal cual, lo expresa ella, así me siento. Leedla, no dejéis de leerla. 

3 de octubre de 2014

Hoy leemos El ladrón de estrellas

Si tuvieras a alguien a quien amaras mucho, muchísimo, ¿no intentarías hacerla feliz por encima de todo? ¿no lo harías todo por ella? ¿incluso si te pidiera la luna o las estrellas?
Claudia sabía que la Luna era un regalo imposible, por eso no se lo pidió a Jaime, a pesar de todo, Jaime lo intentó, pero la Luna no aceptó bajar con él a la tierra, ella era demasiado importante y si se iba con él, la noche siempre estaría a oscuras (siempre y cuando no llegara el Monstruo que se comió la oscuridad para comérsela y crear un eterno día).

Bien, la Luna no era posible pero ¿y las estrellas? esa fue la prueba, si de verdad la quería tendría que regalarle una cada semana, y así lo hizo, hasta que...

Un cuento para mostrarles que el amor ni se vende ni se compra, que lo material es sólo eso y que los mayor es regalos que podemos hacer están en nuestro interior, en una sonrisa, un por favor o una palabra cariñosa...

Al ver alguna de las ilustraciones no he podido evitar pensar en aquél precioso corto de Pixar, La Luna, esa luna cargada de estrellas.



1 de octubre de 2014

Reciclando camisetas. De bebé a niño. DIY

Hay camisetas que tienen motivos superchulos y que te da mucha penita cuando se les queda pequeña. Con lo guapo que estaba con ella y ya no le sirve. Pero en muchas ocasiones es tan fácil darle una segunda vida. Como con esta camiseta molona. El resultado de un DIY de esos fáciles que me gustan.

Una las pocas cosa de bebé que tenía guardada del pollito y la camiseta del disfraz de la actuación del fin de curso pasado (3,99€ en Leffties) más cinco minutos de dedicación.
Recortamos el motivo decorativo y cosemos a la camiseta nueva. Podemos optar porque hacer puntadas "invisibles" o por darle protagonismo, como hice yo. Con hilo gordo de algodón, del que se usa para hacer punto de cruz, con puntadas bien visibles para que formaran parte del nuevo diseño, aportándole un poco más de color. 
Perdonad las manchas de pintura de mis manos. Aunque hasta ahora no lo he enseñado, aproveché para hacer el trabajillo un ratito entre mano y mano de nuestra pared magnética. A ver cuando saco otro hueco para una camiseta mía que también necesita una segunda vida después de que me la cargara con la plancha :/