Llevo unos días con la horrible sensación de que todo es así, horrible. Desde el principio del día hasta que nos vamos a dormir todo es una difícil lucha.
Me acusa de mandona y lo soy. Todo el día con los galones puestos. No me gusta y a la vez no puedo evitarlo. Me gustaría creer que hay otra manera de hacer las cosas. Eso leo por aquí y por allí, que hay otras formas, pero yo, aún buscándolas, no las encuentro.
Mi paciencia está al límite. Me lleva al límite y parece que él disfruta con ello. Parece que necesitara ese constante desafío para reafirmarse. Estar permanentemente en la cuerda floja, tensando, sin saber cuando se romperá es muy cansado. Estoy muy cansada.
Pongo mi cabeza en la almohada y me hago el firme propósito de que mañana será diferente. Suena el despertador y con una sonrisa y la mejor disposición comienza la pesadilla el juego.
Vamos pollito hay que despertarse para el ir al cole. Media hora después seguimos igual. Vamos pollito debes desayunar, necesitas energía. Desayuna David, David desayuna. Un bocado de tostada. David, un poco de colacao. David se nos hace tarde. Por favor, deja los playmobil ahora. Ya no hay más tiempo. ¿Qué te vas a poner? ¿este? ah, ¿este no? ¿este te roza? Te lo has puesto mil veces y hoy te roza. Este no es lo suficientemente estrecho. No puedes ponerte las botas de futbol. Ponte lo que quieras ya, vamos tarde. ¿Te has lavado la cara? ¿los dientes? ¿te has peinado? Por favor, no te mires más en el espejo, es tarde. Nos vamos ya, es tarde, vamos corre, es tarde.
Conseguimos llegar a tiempo por lo pelos.
No se cuantas órdenes le ha dado. No se cuantas órdenes me ha obligado a darle. Estoy aburrida de hacerlo y es normal que él esté cansado de escucharlas. Otros días que me obligo no hacerlo se va sin desayunar, sin lavarse los dientes, enfadado porque no le ha dado tiempo y yo preocupada porque no desayune. No pasa nada por un día, pero ¿y todos?
Segundo asalto. Esa es la triste sensación. Sale del cole. Si te vi no me acuerdo. ¿Qué vamos a comer hoy? ¡yujuuuu! lentejas. Arrrrrgggggg. No quiero lentejas. David siempre dices lo mismo, pero las lentejas te gustan. Antes te las comías. Pues no las quiero. Pues nada, una cucharadita aunque sea y fruta. ¿Te has lavado las manos? Deja de jugar, es hora de comer. Venga, siéntate por favor. Sólo probarlas. Deja de saltar que estamos comiendo. Venga sólo una. Deja de hacer eso, no molestes a los demás. ¿Qué fruta quieres? No, no hay nada hasta la hora de merendar, sólo fruta.
10 minutos más tarde. Tengo hambre, quiero merendar. Lo siento David, no es la hora. Dame algo. No has almorzado, es normal que tengas hambre, pero tienes que esperar a la hora de la merienda. Tengo hambre, dame algo. Fruta ¿quieres fruta? No, quiero merendar. Entramos en el círculo vicioso de hora y media de duración. Run, run, run...
Tres. Me aburro. Vamos a hacer algo. No. ¿? Juega con los playmobil. No. Has un dibujo. No. Hacemos una actividad de mlbb. No...Pues nada hijo, abúrrete que eso no es malo. Me aburro. Venga, no nos podemos pasar aquí tirados viendo la tele toda la tarde. Vamos al parque. No. ¿No?. No. ¿Porque no? Porque no...Conseguimos bajar. A la hora de la vuelta continuamos con el: he estado muy poco tiempo.
Ahora directos a la ducha. No. Estás sudando y sucio, tienes que ducharte. No. Venga, deja de jugar con eso, hay que ducharse, se nos hace tarde. Repetimos toda la rueda de la mañana ahora con la ducha de por medio. Los minutos pasan. Se hace tarde. La cena se atrasa. No se quiere salir de la ducha. Cada vez más tarde. Después nos dan las tantas...
Lo conseguimos. Repetimos toda la escena del almuerzo, esta vez con una comida que si le gusta, pero se le va el santo al cielo con tanta charla, salto, juego. Mil veces come.
Lávate los dientes.No no hay peli .No no puedes ver dibujitos. Venga vamos, son las once. Mañana hay cole. Si, un cuento. Deja de jugar con eso que ya es muy tarde. ¿Un dibujo ahora no? Venga vale. Vamos, es tarde. Si está muy bonito. Si, mañana hay cole. No, no puedes dormir en el sofá, vamos a la cama. ¿Que no te has lavado los dientes? Venga, vamos a lavarnos los dientes...run, run run...
Estoy agotada. No he dicho nada de las mil malas caras, de los repostones, de los hablarnos mal, de sus ochenta no, pero todos van engordando una mochila que pesa mucho, mucho, mucho. Me caigo al mar y la mochila me va hundiendo y hundiendo cada vez más. Me cuesta mucho salir a flote. Pero no me queda otra. Es él, soy yo. Se que esto pasará. Quizás mañana será distinto. Quizás mañana lo conseguiremos. Quizás mañana...
No me importa decirlo en voz alta y lo digo. Se que es lícito tener esos sentimientos. No me siento mala madre por sentirme así, pero no quiero sentirme así. Me hace mal, nos hace mal. María me dice que Cata acaba de escribir sobre la
Agitación de la crianza. La leo. Justo, tal cual, lo expresa ella, así me siento. Leedla, no dejéis de leerla.